Reflexiones de Verapaz sobre la pandemia

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"La Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) afirma en su artículo 25 que “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia sanitaria y los servicios sociales necesarios”.  Así como la paz es mucho más que la ausencia de guerra o el silencio de las armas, la salud es mucho más que la carencia de enfermedad. Con lo importante que es atender a la persona enferma para que recupere la salud, es más importante aún hacer hincapié en una salud preventiva que contribuya a evitar la enfermedad en la medida de lo posible.

En estos tiempos de pandemia nos damos cuenta de la importancia de las medidas higiénicas y sociales para no contagiarnos de la COVID19.  Pero difícilmente se puede vivir saludablemente sin tener acceso adecuado a la alimentación, agua potable, vestido, vivienda, asistencia sanitaria, servicios sociales, empleo, educación, información, etc. Las debilidades y carencias en estos aspectos de la vida humana, así como la discriminación y exclusión por motivos de género, raza, edad y otros, y también las consecuencias del cambio climático, ponen en riesgo la salud de las personas y vulneran su derecho a una vida saludable. Dicho de otro modo, la erradicación de la pobreza forma parte de la medicina preventiva".

Es posible que estemos saturados de comentarios y noticias sobre la pandemia. Desde Verapaz sólo pretendemos hacer unas reflexiones sencillas, sobre lo que nos está ocurriendo, sin sentar “cátedra”, de modo muy incompleto, con la pretensión de compartir aquello que venimos pensando. Esta vez centrándonos en este Primer Mundo nuestro. En otra ocasión os hablaremos de cómo lo están viviendo en los países empobrecidos, con los que estamos en constante relación.

Encontrareis principios básicos, algo de legislación, otro poco de relatos y, sobre todo, buenos deseos. Vamos a ir numerando:

  1. Los Estados tienen la obligación de cuidar y proteger a sus ciudadanos. Para ello tienen un Sistema de Prevención de Riesgos (de todo tipo de riesgos) con un mando único y una Red de Vigilancia para poder intervenir. Y aunque no se produzca ninguna emergencia,  este sistema debe estar “entrenado y con la lección aprendida”,  siempre dispuesto respecto a quién, cuándo y cómo debe actuar. 
  2. En nuestro país los dispositivos de vigilancia se hallan repartidos en 19 partes: 17 Comunidades Autónomas más Ceuta y Melilla. El mando único, el Ministerio de Sanidad, tiene limitaciones que se han destapado en esta pandemia dura y compleja, como  realmente difíciles de manejar. La revisión de este sistema está pendiente. Habrá que  pararse y reconducirlo para que sea más integrador y con recursos y protocolos más operativos.
  1. Marco Jurídico:
  • Ley Gral. de Sanidad 25 abril 1986: No sólo regula las acciones para la protección de la salud, también promueve la promoción y la prevención. Y una de sus actividades  fundamentales es los estudios epidemiológicos  y su vigilancia y acción (Art. 8.1)  Dice también que en las Comunidades Autónomas se  constituirá un Servicio  de Salud Integral y que la Coordinación General la ejercerá el Estado.
  • Ley de Cohesión y Coordinación del Sistema Nacional de Salud  28 mayo 2003: Deja claro que las funciones de vigilancia e información epidemiológica   son competencia de Atención Primaria y que ésta a su vez se integra en una red de alerta y emergencia. Y las CCAA deberán informar al Ministerio de Sanidad de aquellas situaciones que constituyen emergencias en Salud Pública. Se atribuye al Ministro de Sanidad previo acuerdo con el Consejo Interterritorial (salvo necesidad urgente) las actuaciones coordinadas.
  • Ley Gral. de Salud Pública  25 abril 2011: Esta ley define la Salud Pública como preventiva y protectora. Identifica  los Sistemas de Vigilancia e Información Epidemiológica participados por las Comunidades Autónomas a través del Consejo Interterritorial.

          Son leyes que os recomendamos  leer, si queréis profundizar. Derechos Humanos fundamentales                  como la vida y la salud se hallan enmarcados muy claramente.

  1. Hemos reparado en que los Sistemas de Vigilancia Epidemiológica están  “troceados”. Son 19  trozos. No son sistemas suficientemente integrados, no aseguran respuestas rápidas y transparentes, en una actuación como la Covid19. Los protocolos no estaban prefijados y actualizados suficientemente, a fecha de julio 2020 y las redes de alerta y emergencia se han mostrado poco ágiles y escasas de rigor, en ocasiones. Esperemos que en algún momento (mejor que sea pronto) haya una reflexión política serena, que permita mejorar un Sistema de Vigilancia e Información integral e integrador que proteja a la población. ¡Ojalá!
  1. La prevención de riesgos  laborales del personal sanitario y no sanitario, en Hospitales y Centros de Salud, NO contaba con una reserva de equipos de protección. Hubo grandes carencias que, poco a poco, se han ido corrigiendo. Expresamos toda nuestra solidaridad a quienes lo padecieron, contagiados y no contagiados. E igualmente a las familias  de profesionales fallecidos.
  1. La Atención Primaria (AP) no ha podido cumplir con el cometido que la Ley Gral. de Sanidad le atribuye. Estaba y está, en términos generales, muy debilitada. Siendo el eje del Sistema Sanitario, la AP no está bien reconocida ni dotada. Con honrosas excepciones,  no ha podido hacer labor de  vigilancia, contención y ralentización a los hospitales. Durante muchos años ha tenido una merma paulatina de profesionales y presupuestos y no ha podido liderar durante el primer envite de la pandemia, la gestión del enfermo crónico (con los consiguientes agravamientos y  fallecimientos…) y  la atención covid19. Ahora mismo, en la mayor parte del territorio, tampoco puede abarcarlo todo.
    Tal como recomienda la OMS, la AP debe reforzarse con medios humanos y técnicos, debe ser valorada y tener un entorno laboral estable. Es la hora de la Atención Primaria.
  1. Reparamos en el modelo de Residencias de Personas Mayores, que nos ha producido un especial dolor durante este período, y nos sigue preocupando mucho. Es un modelo- residencias públicas, privadas y concertadas-  que debe revisarse y  mejorar sustancialmente. Lo  ocurrido  no tiene justificación posible, lo que todavía ocurre tampoco, y no vale mirar hacia otro lado. Debemos tener en cuenta a las personas mayores y defender sus intereses. No basta con las ofertas de viajes y otros servicios de ocio; las entidades representativas de personas mayores  deben estar presentes en la sociedad, pueden y deben tener espacio para aportar su  experiencia, conocimientos  e intereses en los cambios que hay que hacer.  Es urgente.
  1. En un informe relativamente reciente (OMS 2018), de 2012 a 2018 España había bajado en número de médicos  por mil habitantes (3.9) y enfermeras (5.7). En el marco de la Unión Europea estamos en el puesto nº 11 en médicos y en el 28 en enfermeras/os. Tenemos 3 camas hospitalarias por 1.000 habitantes, muy por debajo de otros países del entorno  (Francia 6, Alemania 9).  Con estos y otros datos como la gestión, la AP  etc.  podemos seguir afirmando que nuestro Sistema Sanitario es bueno, pero no tanto…  Se hace necesaria una revisión serena.
  1. Una gran mayoría social ha dado lo mejor de sí para aliviar los estragos de esta pandemia (económicos, emocionales…). La responsabilidad y la solidaridad  han sido y son, la tónica, aunque lamentamos profundamente comportamientos en direcciones opuestas, que nos están trayendo graves retrocesos. Desde aquí  nuestro reconocimiento a sanitarios y no sanitarios, a profesores y a toda la Comunidad Educativa, a trabajadores de todo tipo, a niños y jóvenes, a mujeres y hombres en activo y  a jubilados,  que  antes y ahora se han cuidado y han cuidado a los demás. Y  para quienes hacen lo contrario “contarles”  nuestra enorme pena -que no querrán escuchar- por su egoísmo y a continuación silencio…  Los egoístas difícilmente cambian.
  1. Nuestras vidas han cambiado y van a seguir, no sabemos el tiempo: limitaciones como son los contactos, el uso de mascarilla, la higiene de manos, las distancia de seguridad, el miedo y cansancio  emocional. La espera a vacunas y tratamientos continuará, ojalá por poco tiempo. Mientras, continuarán los enfermos con síntomas y sin ellos, y también fallecidos, no lo olvidemos.  Los destrozos económicos seguirán creciendo y seguirán tocando nuestro corazón, para que aportemos  si podemos hacerlo. Una vez más la solidaridad nos reclama.

Adriana Sarriés - Octubre, 2020