"Nos comprometemos no solamente a acompañar a estas comunidades en su resistencia a la dictadura, sino también compartir la experiencia de estas comunidades con otras comunidades y con el pueblo en general"
"Este silencio propagado por la Santa Sede y practicado por la jerarquía nicaragüense frente a la dictadura brutal de la pareja Ortega-Murillo es un silencio que deja triste y desesperado al pueblo pinolero"
"¿Por qué la santa sede exhorta a bajar la voz a los curas y obispos exiliados como Silvio Báez [y Rolando Álvarez]?"
"Tal como el silencio frente al genocidio contra el pueblo Palestino es inaceptable, de la misma manera el silencio frente al sufrimiento del pueblo nicaragüense nos parece indefendible"
03.11.2024 | Comunicado de las y los Religiosos Nicaragüenses en la Clandestinidad
“La desobediencia al mal es un deber tanto como la obediencia al bien”, Mohandas Gandhi
Desde la clandestinidad en la Nicaragua sometida a la represión, hombres y mujeres consagrados enviamos a la opinión pública la siguiente reflexión. Al tomar la decisión de vivir y “echar nuestra suerte” con comunidades reprimidas por la dictadura Ortega-Murillo, nos comprometemos no solamente a acompañar a estas comunidades en su resistencia a la dictadura, sino también compartir la experiencia de estas comunidades con otras comunidades y con el pueblo en general. En este comunicado trataremos de compartir algo de lo que estas comunidades en resistencia en distintas partes de Nicaragua están sintiendo actualmente y que la falta de la libertad de expresión, democracia y estado de derecho impide se sepa.
Este silencio propagado por la Santa Sede y practicado por la jerarquía nicaragüense frente a la dictadura brutal de la pareja Ortega-Murillo es un silencio que deja triste y desesperado al pueblo pinolero, que lo único que tiene en estos tiempos de persecución religiosa es la fe y la esperanza, frente al asedio y la persecución que viven las comunidades parroquiales que son sometidas a la vigilancia permanente, el acoso silencioso y la visita casi semanal de agentes de la Policía de Nicaragua tanto uniformados como oficiales de la inteligencia realizan labor de intimidación.
Mientras la violencia y opresión dictatorial crece diariamente contra el pueblo abandonado, tal silencio tanto de Vaticano como de la Jerarquía se aleja de la misión evangélica. Como ha dicho desde su exilio la abogada y defensora de derechos humanos Martha Patricia Molina: “¿Por qué soportar incluso que desmantelan una diócesis entera como la de Matagalpa? Agravios tras agravios y ese silencio que inicia a sonar desde el cardenal Leopoldo Brenes.
Como bien se sabe, dentro del clero en Nicaragua, existe una disposición de ser dóciles frente al régimen, pero junto a las comunidades, nos preguntamos: ¿Por qué la santa sede exhorta a bajar la voz a los curas y obispos exiliados como Silvio Báez [y Rolando Álvarez]? Jesús nunca se calló frente a múltiples amenazas . . . y mucho menos cuando autoridades atacaban a sus seguidores y las y los más vulnerables . . . mujeres, niños, enfermos . . . Hasta el mismo Vaticano a veces ha exhortado a las y los jóvenes latinoamericanos a “salir a las calles” para reclamar sus derechos.
Rolando y Silvio
Pero, a la hora de la hora en Nicaragua . . . un silencio que expone al pueblo diariamente a una violencia más y más brutal. Y las violaciones a derechos humanos en Nicaragua son opacadas por el poder de los grandes medios de comunicación y la agenda geopolítica.
Viviendo en medio de comunidades victimizadas, somos testigos de la decepción sentida por tantos nicaragüenses frente al silencio y aparente indiferencia, incluso de la clase política tradicional que asume posturas alejadas de la realidad comunitaria, local y nacional. Si la razón por este silencio de la Jerarquía es el cálculo erróneo de que el silencio salvará a largo plazo a la “iglesia institucional”, además de contradecir el mismo evangelio, tal cálculo ignora la experiencia de siglos: dictaduras totalitarias interpretan el silencio como “luz verde” para continuar y profundizar la opresión.
Jesús pasó toda su vida pública acompañando, aliviando el sufrimiento . . . y levantando su voz en defensa de las y los más vulnerables. En América Latina, hoy en día sería difícil encontrar un pueblo más vulnerable que el pueblo nicaragüense.
Tal como el silencio frente al genocidio contra el pueblo Palestino es inaceptable, de la misma manera el silencio frente al sufrimiento del pueblo nicaragüense nos parece indefendible.
*Religiosos y Religiosas Nicaragüenses en la Clandestinidad