Queremos hacer una mención muy merecida: Hasta hace poco (esperamos que dure…) Cantabria, Comunidad Autónoma que no ocupa demasiado tiempo en los informativos, se ha venido distinguiendo por la calidad, porque se acerca a los modelos educativos más interesantes de Europa, porque sus alumnos están en el centro del proyecto educativo autonómico. Y sus profesionales son más respetados que en la media de nuestro país.
Llevamos muchos años oyendo, comentando, que sin unos profesionales muy cualificados y motivados, difícilmente recibirán nuestros niños y niñas la educación de calidad que se merecen. Pero, salvo algunas excepciones, desde las diversas administraciones públicas no se han dado pasos en esta dirección. Es muy lamentable.
La educación de calidad desarrolla al país que la promueve, tanto es así que en septiembre de 2015 Naciones Unidas declaró oficialmente que la educación de calidad abarcando la primaria, la secundaria y las enseñanzas superiores debería ser uno de los principales objetivos de Desarrollo Sostenible para los próximos 15 años. Y sabemos que otras importantes organizaciones como la UNESCO se están pronunciando en esta misma línea.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible son 17, conviene estudiarlos detenidamente. En ellos la Educación es un elemento fundamental y para su desarrollo están los Gobiernos, todos los Gobiernos, ellos son las piezas fundamentales. Sólo si se lo proponen y escuchan a la Comunidad Educativa podremos mejorar. Las riendas de los sistemas educativos deben ser controladas por los Gobiernos y sus Comunidades Educativas, si esto se debilita ocurre lo que venimos observando y padeciendo: lo público debilitado y empresas más o menos lucrativas marcan la calidad y generan desigualdad social desde sus instancias. A propósito de estas afirmaciones queremos traer aquí las opiniones de una persona muy conocedora de las desigualdades sociales y muy reconocida en su campo: Margarita Barañano. Ella es profesora titular de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Es una estudiosa e investigadora de la vulnerabilidad de los barrios madrileños, sabe mucho de la “diagonal de Madrid”: de una parte norte/oeste y de la otra sur/sureste. Explica cómo se da una especie de segregación espacial (peores condiciones de empleo, vivienda, trabajo, etc.) que disminuye en los años 80 y parte de los 90 porque se invierte más y mejor. Y de nuevo, a partir de esas fechas, se han vuelto a profundizar las diferencias. Esa llamada diagonal sabemos desde hace muchos años que coincide con el fracaso escolar. Afirma también con rotundidad que “la educación es un bien público que debe seguir siendo una apuesta de la democracia” “No podemos permitir que se pare y vayamos a un modelo mucho más mercantilizado”.
No entramos en un tema que con frecuencia nos sitúa en debates largos y complejos: concertada sí o no, cuánto de concertada y cuánto de pública, en qué condiciones una y otra, etc. Pero sí creemos imprescindible expresar que las administraciones autonómicas y central pueden y deben cimentar la equidad, pueden y deben unir fuerzas para una educación de calidad en nuestro país, gobierne quien gobierne ¡basta de utilizar la educación como arma política!
Nos atrevemos a sugerir algunos puntos que consideramos centrales para desarrollar una educación de calidad en nuestro país:
• Pacto por la educación de largo recorrido: En 37 años hemos tenido 7 reformas educativas, más que en los 150 años anteriores. La Comunidad Educativa –profesores, alumnos, padres, expertos en educación- junto a los políticos tanto del gobierno como de las autonomías con sus peculiaridades, deben elaborar un pacto que dure, que incorpore elementos de cambio y mejora sin necesidad de desarbolar la ley. Nos ha faltado estabilidad y claridad sobre el proyecto educativo que queremos para España. Urge sacar de la arena política (central, autonómica) la educación y dejarla respirar. Debatamos un proyecto educativo que valga la pena y esté destinado a durar, que dé unidad y cohesión a la ciudadanía en vez de enfrentarla.
• Formación continua del profesorado: Esencial para una educación de calidad. Los profesores/as deben estar al corriente de las experiencias pedagógicas más interesantes, de la reflexión pedagógica actualizada, deben crear y mantener órganos de debate e intercambio. La Administración debe potenciar los Centros de Formación del Profesorado y facilitar su acceso a profesores en función de las preocupaciones e intereses que traen desde las aulas.
• La carrera docente debe vincularse mucho más a la escuela, al Instituto, a la experiencia docente. No es suficiente con un tiempo de prácticas más o menos afortunadas; hay errores de diseño.
• Justicia: Todos los alumnos y alumnas españoles tienen derecho a una plaza educativa en igualdad de condiciones y recursos. La escuela pública ha experimentado un retroceso importante porque la administración, especialmente del PP, la ha ido marginando. Si el modelo de pública y concertada tiene futuro será porque acepten ambas las mismas reglas de juego: equidad en la matriculación del alumnado, sin exclusiones por razón de capacidad económica, nivel cultural, procedencia, etc. Nada de dos líneas educativas: la pública para los pobres, emigrantes, contextos sociales desfavorecidos y la concertada o privada para el resto. No con fondos públicos. Hay que replantear el modelo y dejar claras las reglas para establecer los conciertos. Apoyar a los buenos equipos docentes.
• Urgir a la estabilidad en los equipos docentes, particularmente en la pública. Los proyectos educativos serios necesitan equipos estables que acumulen experiencia y buenas prácticas y las transmitan.
• Rescatar la atención a la diversidad. Se había avanzado bastante con las aulas de enlace para alumnos extranjeros, con niños y adolescentes que presentaban problemas diferentes (Dawn, autistas, motóricos, caracteriales…). Excelentes profesionales trabajando con los tutores iban desarrollando proyectos cada vez más interesantes, pero los bárbaros recortes los han ido eliminando, con lo cual han vuelto a las aulas ante la desesperación más que justificada de profesores que han visto incrementada su ratio de alumnos y además tienen que lidiar solos con todos los problemas.
• Proyectos pedagógicos innovadores. Desterrar el academicismo de las aulas, poner a los niños en el centro de los proyectos, trabajar a partir de sus intereses, en equipo; enseñar a pensar... Hay muy buenas experiencias en este sentido. Aprender de otros países.
• Medios económicos: Situarnos al menos en la media de gasto de la UE. Política de becas más justa y eficiente para libros, comedor, tasas universitarias …
Es urgente sumar y pactar a favor de la educación de calidad, y ésta incluye lo que decimos al principio de este comentario: acercarse a sus protagonistas, poner en el centro a los alumnos, profesores, Comunidad Educativa. Tomar las riendas de ese derecho, no permitir su mercantilización, avanzar en objetivos de calidad: contenidos, métodos, formación del profesorado, etc. etc. convencidos de que el avance en equidad y otros valores de este país se cimentan desde la Escuela Infantil hasta la Universidad.
¿De qué país, de qué mundo estaríamos hablando si lográramos esto? Es muy posible que fuera un país distinto, un país mejor. Y probablemente un mundo menos hostil, menos violento.
Deseamos un merecido descanso veraniego a alumnos y alumnas, a docentes y Comunidad Educativa en general. Y un próximo curso 2016-2017 cimentando más y más la equidad, la bondad y la justicia. Buen verano!
Adriana Sarriés y Francisco Catalán
Julio de 2016