Hay temas que con solo mencionarlos suenan alegres, hay buenas noticias que son sencillas de contar y también alegran el día, por ejemplo: “Marcha de la solidaridad con agua y frío de Las Villas” , “Verapaz hace entrega de …” “Se aprueba una Ley que podrá mejorar tal o cual situación …” . Pero comunicar algunos temas como el que hoy nos ocupa es más complicado porque tiene muchos matices, tiene elementos que “salpican” el comentario con sombras profundamente tristes. Me estoy refiriendo a la pena de muerte en el mundo durante el año 2016 . ¿Estamos mejor? Parece que SÍ ¿seguro? Eso parece…
Vayamos despacio: El Informe de Amnistía Internacional sobre la pena de muerte (hecho como sabemos con mucho rigor sobre datos de cada uno de los países donde es obligatoria su publicación) nos dice que en 2016 se redujo en un 37% con respecto a 2015. Fueron 602 ejecuciones menos. Estos son los datos exactos: 1.634 personas ejecutadas en 2015 y 1.032 en 2016.
Es un tímido consuelo o más bien una buena noticia en tono menor, pero si comparamos la evolución nos alegra un poquito más: En 1977 sólo 16 países habían abolido la pena de muerte en el mundo y hoy son 104, si a éstos sumamos los que oficialmente no la han abolido pero NO la aplican suman un total de 141 . Esto quiere decir que en 40 años hemos dado un salto enorme, significa que en estos años 88 países se han sumado a la abolición. En 2016 llevaron a cabo ejecuciones 23 países, dos menos que en 2015.
Sombras que empañan esta buena noticia: China continúa ocultando sus datos, está prohibido oficialmente proporcionarlos. Por otro lado los datos de Vietnam despiertan dudas y también los de Irán …
¿Tenía razón al titular esta noticia como buena y amarga?
Seguiremos defendiendo la vida y condenando siempre la pena de muerte aunque el delito que la propicie sea el más terrible; ¿por qué?
Estas son las razones fundamentales contra la pena de muerte:
1. Es irreversible. Y sabemos que se cometen errores con mucha frecuencia.
2. No disuade contra el crimen. Hasta la fecha no ha logrado demostrarse, no existen pruebas de que sea disuasoria.
3. Se emplea en sistemas de justicia sesgados. Instituciones de justicia injustas, testimonios obtenidos bajo tortura, etc.
4. Mayoritariamente se aplica de forma discriminatoria. Las cifras dan proporciones escandalosas de personas pobres, de raza negra, de identidad sexual no aceptada por esa sociedad, etc.
5. Se utiliza como herramienta política.
6. La pena de muerte vulnera dos Derechos Humanos fundamentales: el Derecho a la Vida y el Derecho a no sufrir torturas (la condena a muerte es con toda probabilidad la mayor de las torturas).
Adriana Sarriés
Mayo de 2017