¿Quién puede negar que hay un desánimo general, incluso vergüenza colectiva? Cualquier encuentro, cualquier reunión desemboca más tarde o más temprano en el TEMA (todos sabemos cuál es el tema… Y unos a otros, antes de concluir la conversación intentamos infundirnos esperanza, ánimo, optimismo, valentía… porque entendemos que son actitudes constructivas. Nos debatimos ente el desánimo y la esperanza.
De fondo, en la realidad cotidiana personal y colectiva, descubrimos un día sí y otro también la corrupción de políticos y no políticos, que el fenómeno económico-financiero supera a la política y pone a ésta bajo sus órdenes, encontramos un Gobierno que practica la ocultación de alternativas, llama a la docilidad, cuestiona, desaira y a veces reprime a las voces discrepantes, destruye los equilibrios sociales que tanto costaron construir, reduce las condiciones básicas de igualdad, ningunea al Parlamento, desoye las quejas de tanta gente en la calle. No es exagerado afirmar que nos hallamos derivando hacia el autoritarismo.
Desde hace años estamos empapados de pensamiento único, de pragmatismo, adoctrinados por un conjunto de fuerzas económico-financieras. Frases como “el capital no puede desfondarse, es el estado natural de la sociedad. La democracia no es el estado natural de la sociedad. El mercado sí.” (Alan Minc 15/12/94 Cambio 16). Una y otra vez se difunde en el campo económico la libertad absoluta. Y en nombre de ese pragmatismo, en estos tiempos de crisis, se nos quiere convencer y ganar para la práctica de la docilidad. Cuando salgamos de esta crisis (no sabemos cuándo ni cómo) querrán convencernos de que tenían razón, que los llamados sacrificios eran necesarios. No contará para nada que medios se utilizaron, a cuanta gente se dejó en el camino, el daño humano que se generó.
DEMOCRACIA: FORMA DE ORGANIZACIÓN HUMANA
Su etimología es de sobra conocida:” Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Y su principio fundamental también lo es :” La autoridad emana del pueblo y se caracteriza por la participación de éste en la administración del Estado” . Es conveniente reparar en el fenómeno comunitario que contiene este principio : las personas heredamos de generaciones pasadas y somos fuente de generaciones futuras. Esas herencias nos condicionan a los seres humanos. La democracia, podríamos plantear que es sociológicamente la expresión de organización que recoge “herencias” y realidades presentes. La democracia por tanto traduce la realidad humana para su organización. ¿Qué ha ocurrido en esta realidad para que nos hallemos cuestionándola? ¿por qué les parece a muchos inservible? ¿Será que vivíamos estúpidamente interpretando que la democracia que teníamos casi era insuperable e incuestionable? ¿o tienen razón los que denuncian este sistema como una mentira?
No faltan razones para formular estas preguntas, algunas de ellas las acabamos de mencionar más arriba. Desgraciadamente podemos añadir otras más : Europa ha aceptado más de 50 millones de pobres, más de 20 millones de desempleados, los Estados han suprimido el control de los cambios y han favorecido con escasísimo control el flujo de capitales, crecen frenéticamente las desigualdades en sus sociedades, brechas entre ricos muy ricos (pocos) y pobres muy pobres (muchos), saqueo ecológico peligrosísimo y un largo etc. Nuestro país participa de esas desigualdades : el desempleo – especialmente el de los jóvenes- es terrible, la brecha entre ricos y pobres ha crecido hasta niveles sin precedentes, los recortes presupuestarios ponen en peligro los derechos económicos , sociales y culturales (DESC) que están en evidente regresión, el volumen de los desahucios constituye un drama social nunca conocido. Mantenemos sin embargo el gran tamaño de la economía sumergida y la ingente evasión fiscal. Nuestro país no ingresa, su sistema productivo se halla bajo mínimos.
Pues bien, a pesar de todo esto, ni se cuestionan ni se persiguen las democracias, éstas se han extendido por casi todo el planeta… porque democracia es compatible con desigualdades, corrupción, desmantelamiento de lo público, incumplimiento de compromisos electorales, con enriquecimiento desmesurado de minorías. Comprendemos la cólera de muchos ciudadanos (no tanto la atonía de otros), el desprestigio de los políticos y la política, el cuestionamiento de la democracia tal y como hoy se desarrolla. Y entendemos que no será posible garantizarla y mejorarla sin un nuevo contrato social donde ella sea el cimiento.
REGENERAR LA DEMOCRACIA
Indudablemente el mundo, la sociedad ha cambiado, la realidad se ha transformado profundamente: cambios tecnológicos que intervienen cada segundo en todo cuanto acontece, países hasta hace poco ignorados que emergen en la sociedad mundial, nuevos parámetros económicos, sociales, culturales… ¿Es posible aplicar un sistema democrático tal como lo entendíamos y defendíamos en el s.xx?
La complejidad de tantos cambios y la maldad de muchos de ellos no debiera hacernos creer que el modelo es inservible en lo esencial, en su núcleo. El problema es que hemos confundido –y nos han hecho confundir- la democracia formal con la democracia real. La democracia formal tiene poco de democracia y mucho de representación, de escenificación; con votar cada cuatro años ya estamos representados. Permite llevar a cabo un completo catálogo de mentiras y promesas incumplidas.
La real en cambio está a años luz: significa democracia económica, social y política, y eso es algo que los oligopolios financieros no está dispuestos a permitir. Pero hay un factor clave que permite pasar de una a otra y es la asunción por parte de la sociedad, del pueblo, de la tarea política como propia. Si la democracia ha degenerado es porque la población, cómodamente, ha cedido su soberanía a unos pocos a quienes después reclama lo que nunca debió dejar.
Nos estamos jugando la democracia y eso es jugarse demasiado. Es imprescindible, después del diagnóstico, reivindicar y apostar fuerte por sus principios y valores : participación horizontal, real y directa de la ciudadanía, el bien común por encima de cualquier otro, igualdad entre los sexos, estado de derecho e igualdad ante la ley, Derechos Humanos en su totalidad y para todos, transparencia y sobre todo ÉTICA.
La ética de las convicciones y de las responsabilidades en el terreno privado y en el público. La ética no es para los tontos como muchos piensan, sino para los que creemos en su validez y necesidad imperiosa. Dos citas nos pueden ayudar: Fernando Savater escribe sobre los Derechos Humanos “Insistir en reivindicarlos al completo, en todas partes y para todos, no unos cuantos y sólo para unos cuantos, sigue siendo la única empresa política de la que la ética no puede desentenderse”. Y recordamos a Paulo Freire cuando decía “que el pueblo, cada persona sea sujeto y no objeto del proceso social”.
La acción democrática no puede empezar y acabar en un voto. No podemos delegar el poder en las urnas y luego desentendernos, no podemos esperar a que los políticos “ marquen el paso” creyendo que sus decisiones siempre son correctas. Deberemos practicar la ética democrática desde abajo, adelantándonos cuantas veces sea necesario a los políticos. Y para esta práctica deberemos enterrar una idea ( o quizá una “guerra” que nos han ganado) que fatalmente abunda : “no hay nada que hacer, no se puede hacer nada…”. MENTIRA!