“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho
incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir
informaciones y opiniones, y el de difundirlas sin limitación de fronteras por
cualquier medio de expresión”
Todos, en algún momento, hemos creído que los tiempos que nos ha tocado vivir son los más complejos, posiblemente los peores y que el caos asoma. Pero lo cierto es que el mundo ha ido evolucionando, siempre lo ha hecho con dramas y alegrías, este tiempo no es una excepción, seguimos cambiando, todo continuará cambiando. Y en ese cambio algo habrá tenido que ver la “locura informativa” en la que vivimos y nuestra libertad de opinión y de expresión. Y de la mano de esa libertad la ley y la ética.
Dos breves reflexiones: Casi todos los informativos nos cuentan lo mismo ¿por qué? ¿quién selecciona las noticias? ¿Qué pretenden que conozcamos y entendamos? Ocurren miles, cientos de miles de cosas en el mundo… la selección es casi siempre la misma en cualquiera de los canales de TV e incluso en radio y prensa escrita. Editoriales y artículos al respecto difieren, como no podía ser de otro modo. Dejo las preguntas.
Y también están las redes sociales: La realidad está desmontando aquello que hace unos cuantos años creímos que iba a ser estupendo. Yo fui una de las ingenuas que creí que las tecnologías iban a democratizar más la información, que cualquier ciudadano iba a poder ser un tanto periodista y crear opinión. Y que estos cauces harían de la información un elemento social más participativo y por tanto más democrático. ¡Abajo el dominio de las Agencias y sus periodistas! ¡Genial! Pero ¿qué nos está pasando? ¿qué está demostrando la experiencia de estos últimos años? Pues sencillo y lamentable: escasos comentarios argumentados y un número escandaloso de comentarios que agraden, insultan, mienten y no argumentan. Comentarios que hacen pensar que son personas fanáticas o extremistas, o gamberros. Muchas de las noticias, recomendaciones que insisten en que lo pasemos (whatsApp especialmente) incluyen mentiras, no se identifica la persona que lo lanza. La presunta democracia en las redes se está devaluando.
Una sociedad que se expresa más que nunca no por ello se vuelve más democrática, es la hora de la ética, de los valores, de rebajar la basura y la uniformidad en el pensamiento y la opinión. Es tiempo de intervenir con las 4 ces (como diría un reconocido periodista): Conocer, confirmar, comprender y contar (u opinar). Necesitamos construir una reflexión y un discurso ético. Y para nuestro consuelo hay muchas voces, algunas de personas expertas, que invitan a plantar cara a la mentira, a la agresividad y a los insultos en las redes. Una de esas voces es la de Mary Beard (catedrática en la Universidad de Cambridge) quien refiere cómo se opina sin saber y se recurre al insulto cuando no hay argumentos.
Adriana Sarriés
Madrid, octubre de 2017