El siguiente texto es producto de las reflexiones de los miembros de la delegación de Sevilla a partir del debate creado en las XII Jornadas de Reflexión celebradas el pasado Noviembre del año 2013. Una de las mesas de nuestras jornadas trató la cuestión de la crisis de los servicios públicos, en la cual reflexionamos sobre nuestro sistema educativo.
Es un lugar común decir que la educación es la base del progreso y la riqueza de una nación o comunidad. Más allá de esta repetida frase parece que sólo encontramos desacuerdos y enfrentamientos ideológicos de los cuales no es posible escapar. Así, en nuestro país, hemos sufrido el enfrentamiento de los distintos grupos políticos sobre este ámbito de forma continuada materializándose en cinco leyes orgánicas diferentes defendidas por PSOE y PP en sus respectivos gobiernos. De esta forma, nos hemos sumergido en un mar de acrónimos sobre los cuales hasta los expertos parecen dudar: LODE (1985), LOGSE (1995), LOCE (2002), LOE (2006), y por último, la famosa ley Wert, LOMCE (2013).
No sólo son las formulaciones legislativas las que contradicen el aparente acuerdo en la importancia de la educación, también lo hacen las decisiones presupuestarias. Y es que España es de los países de Europa que más ha recortado (ha dejado de invertir) en educación como respuesta a la crisis. Veamos algunos datos. El gasto público en educación en España cayó del 5,1% en 2009 al 4,7% del PIB (Producto Interior Bruto) en 2011. Por debajo de la media Europea, en 5.3%. Sólo Bulgaria, Italia, Letonia y Rumania han ajustado sus presupuestos educativos, no sólo en el ámbito universitario, sino también en todos los niveles educativos. De hecho, la Comisión Europea advirtió a España de la dificultad de mejorar la educación si continúa con los recortes, al tiempo que, elogiaba a la LOMCE.
Estos datos hay que matizarlos. Según la OCDE (Organización para el Desarrollo Económico y la Cooperación) con datos del 2011, antes de algunos de los recortes que hemos sufrido, el gasto público por estudiante estaba por encima de la media en España con 9.500 dólares frente a los 9.300 de la OCDE y los 9.200 de la Europa de los 21. También según la OCDE la ratio de alumnos por profesor es similar a la media.
Como siempre los datos hacen posible interpretar la realidad desde distintas perspectivas. Por ello, quisiéramos resumir en varios puntos los resultados de algunas de las discusiones que mantuvimos de forma lo más rigurosa y objetiva posible, todo ello, apoyándonos en los datos que hemos manejado en nuestras Jornadas.
1) Aunque por debajo de la media de la UE21 y de la OCDE respecto al porcentaje del PIB invertido en educación, las cifras del gasto público en España se encontraban muy cerca de la convergencia con la UE21. Incluso en algunos indicadores las mejoraban.
2) Desde el año 2000, la cifra de los españoles con estudios superiores a la educación secundaria obligatoria se ha incrementado en 16 puntos. Sin embargo, todavía padecemos uno de los porcentajes más bajos de titulados en educación secundaria no obligatoria (bachillerato y Formación profesional de Grado Medio). Tan sólo un 22%, mientras que la media de la OCDE es de 44% y en la UE21 48%. Sin lugar a dudas, el fracaso escolar y el abandono en la educación secundaria es el gran agujero de la educación en España.
3) Según los datos del informe PISA, que evalúa las competencias de nuestros alumnos de 15 años en lengua, matemáticas y ciencia, nos encontramos en el mismo lugar que hace 10 años. Quizás, ligeramente mejor en Ciencias. ¿Dónde nos encontramos? Pues exactamente 10 puntos por debajo de la media de la OCDE en matemáticas, ocho por debajo en lengua, y tan sólo 5 en Ciencias. Sin lugar a dudas muy mejorable, pero no catastrófico. Sorprendería saber que Suecia se encuentra por debajo de nosotros en todas las disciplinas, que EEUU se encuentra por debajo en matemáticas, y que España supera también en ciencias a Italia, Noruega e Islandia. Además, los adultos empeoran significativamente nuestra situación respecto a la media en el informe PISA-adultos: 19 puntos por debajo en lectura y 23 en Matemáticas. Este dato indica que, al menos, la calidad de la educación ha mejorado los resultados de nuestros jóvenes en relación a sus padres. Es decir, tenemos que tener en cuenta de donde partimos.
4) Por encima de los 50.000 euros de inversión por estudiante, no existe correlación positiva entre financiación y calidad en los resultados de los estudiantes. ¿Quiere decir que la financiación no influye en la calidad de los resultados? No, de hecho, en los países por debajo de 50.000 euros influye y mucho. ¿Quiere decir que los recortes por sí solos mejorarán la calidad de los resultados? No. Simplemente, estos datos muestran que en los países desarrollados existen otros factores que están influyendo con intensidad en los resultados de sus sistemas educativos. Hay países como Luxemburgo que invierten mucho más que España y que obtienen resultados similares y otros, como Corea que invierten un poco menos y obtienen resultados mucho mejores.
5) Los recortes en educación ponen en riesgo lo conseguido hasta ahora. Entre otras instituciones no sospechosas lo afirma la Comisión Europea en un informe del año 2013.
Por ejemplo, en investigación y desarrollo nos encontramos en el puesto 21 de 27 países europeos, y continuamos reduciendo la inversión. Es una falacia afirmar que, por sí solos, los recortes mejorarán los resultados de nuestro sistema educativo y nuestra ciencia. Al menos, pondrán en riesgo lo poco o lo mucho de lo conseguido.
6) Sin lugar a dudas son necesarios cambios organizativos y curriculares en nuestro sistema de enseñanza. Por ejemplo, mejora de la formación del profesorado y aumento de su consideración y estatus social, especialmente en primaria y secundaria, las fases más importantes del proceso educativo. Incremento de la autonomía de los centros educativos. Pero no en el sentido que apunta la LOMCE, la cual hace responsable de las decisiones de los centros en mayor parte al director y aumenta el poder de los representantes de la administración, reduciendo el poder de decisión del consejo escolar tantos en centros privados como públicos, y por lo tanto, la calidad democrática de éstos (Art 1.72; 1.81; 1.77 LOMCE). Durante el debate de la mesa dedicada a los servicios públicos surgió la interesante cuestión de las razones del prestigio general de los servicios sanitarios en contraste con la opinión negativa sobre los educativos. ¿Responde esta diferencia de valoración a los hechos? Probablemente es más fácil el acuerdo sobre un tipo de servicios, como los sanitarios, más alejados de valoraciones ideológicas y de posiciones políticas. No obstante, es necesario recordar el retraso educativo que sufría España respecto al resto de Europa en el último cuarto de siglo para valorar lo conseguido. La población analfabeta en España ha decrecido un 55% durante los años de democracia. Cuando en Europa no había prácticamente analfabetismo, en los años 80 sufríamos una tasa de más del 10% en España y en Andalucía más del 20%. La reducción de estas tasas y el aumento de la escolarización han sido objetivos y éxitos esenciales en las últimas décadas en España.
7) Ante el dilema entre excelencia y equidad la cultura predominante parece decantarse por la primera focalizando todos los esfuerzos en la empleabilidad. Sin embargo, afrontar nuestros problemas educativos enmarcándolos en este dilema es erróneo. Son varias las razones por las cuales afirmamos que este planteamiento es erróneo. Primero, nuestra constitución en su art. 27 considera la educación como un derecho al “pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales” y no sólo como un ejercicio de formación de técnicos y expertos exitosos. Segundo, olvidar la dimensión emocional, ética y humanística en los procesos educativos reduciéndolos al rendimiento académico conlleva serios peligros para la convivencia. Hay que recordar que Corea del Sur, el país con más éxito en el informe Pisa, padece la tasa de suicidios de adolescentes más grande del mundo. En jóvenes de 15-24 años presenta un ratio de suicidios de 13 por cada 100.000 habitantes, mientras que la tasa en España para todos los intervalos de edad es de un 10.5 por cada 100.000, de manera que aunque ha crecido en los últimos años se encuentra todavía alejada de los países con mayor tasa. ¿Acaso no es, al menos, igual de relevante para el gobierno de un país la tasa de suicidio de sus adolescentes que su rendimiento académico? Un sistema educativo eficaz debe preocuparse de formar ciudadanos no ya dentro del estado-nación sino de una sociedad globalizada e internacional donde la capacidad y los recursos para comunicarse y relacionarse interculturalmente con respeto son esenciales. De ahí, la importancia de la polémica sobre las becas Erasmus. Y tercero, como nos recordó el catedrático de la Universidad Pablo de Olavide, Juan Daniel Ramírez Garrido, los sistemas educativos extensivos y universales que promueven especialmente la equidad, posibilitan el crecimiento de las clases medias dando estabilidad, seguridad y calidad de vida a los estados. Entre otros ejemplos, expuso los esfuerzos de los EEUU en los años 60 por integrar la población de color en su sistema educativo, esfuerzos que lograron la participación responsable en la sociedad de una parte importante de la población.
8) El peligro de que la llamada crisis económica se convierta en una excusa para debilitar el sistema público educativo ha sobrevolado nuestras jornadas. El sistema educativo, al igual que el sanitario y la seguridad social, han sido puntales del estado social en Europa tras la Segunda Guerra Mundial. En estos momentos de crisis económica, la inversión privada está siendo anunciada como la opción más económica y de calidad. Es evidente la necesidad de compatibilizar la inversión privada en educación con un sistema público universal. Hay que recordar que según la OCDE España es de los países con más centros educativos privados dependientes del gobierno (concertados): un 28% tanto en primaria como secundaria frente a un 8% y 11% respectivamente de media de la OCDE. Sin embargo, como ocurre con el ámbito sanitario, la afirmación de que los recursos privados o semi-privados, como las fundaciones educativas, sean siempre más eficaces que los públicos no resiste un análisis objetivo. El profesor Juan Daniel Ramírez sacó a colación en nuestras jornadas la crisis educativa en Chile, país que él conoce bien, como ejemplo del fracaso de estas políticas. En este sentido y desde algunos ámbitos universitarios se está abogando por una gestión, una docencia y una investigación alternativa a la cultura dominante que permita la resistencia a estos ataques a la universidad pública mediante un renovado compromiso con la comunidad y los grupos sociales más vulnerables en su lucha por el cambio social. Como ejemplo de este movimiento puede citarse el monográfico de la Revista Electrónica Interuniversitaria de Formación del Profesor cuyo último monográfico está dedicado a “Otra Investigación es Posible”.
Esperamos, queridos amigos/as, que estos datos y reflexiones sirvan para promover un debate serio, lejos de los lugares comunes y los enfrentamientos vacíos de contenido, que nos ayude a defender lo bien hecho hasta ahora y transformar aquello que deba ser mejorado en nuestro sistema educativo.
Delegación de Sevilla Acción Verapaz