El pasado lunes 1 de junio se celebró un encuentro en la Agencia Andaluza de Cooperación de agentes andaluces de cooperación con la representante de ACNUR en España, al que fuimos invitados como delegación en Sevilla de Acción Verapaz. Ante unos 20 o 30 representantes de diferentes organizaciones, así como personal técnico y político de la conserjería, la representante de ACNUR ofreció un relato realista y pesimista sobre el estado de los derechos humanos.
Francesca dibujo un escenario que, no por sabido, deja de aterrorizar. En el año 2016 ya llevamos más de 2.500 muertos. De hecho, de cada 23 personas que intentan cruzar el mediterráneo, muere una. En total, existen 60 millones de personas refugiadas en el mundo y, claro, el 90% de éstas habitan en países en vía de desarrollo, especialmente en países cercanos a los lugares de conflicto. Por ejemplo, muchas familias de Faluya (Irak), en estos momentos, ante los combates están huyendo a Siria. ¡España, da cobijo al aproximadamente sólo el 1% de refugiados en Europa! El país de Europa con más refugiados es Alemania con aproximadamente un millón. Según ACNUR, es hora de ayudar a Alemania y la representante subrayó la necesidad de un protocolo de reparto que distribuya las cargas.
El pasado 30 de marzo en una reunión, creo recordar que en Ginebra, se acordó la acogida en Europa de 16.000 nuevos refugiados tras muchos esfuerzos. Francesca mostró su desencanto ante esta medida pacata, ya que en pocos días llegan más refugiados a nuestras costas. Anunció una importante reunión de alto nivel en Nueva York en Septiembre con esta intención: una normativa internacional de reparto de refugiados.
La representante de ACNUR lo dijo claro: “No hay forma segura de llegar a Europa”. Es decir, ya casi no existen vías legales y seguras de obtener el estatuto de refugiado para, precisamente, la gente que más lo necesita: Sirios, afganos, iraquíes, pakistaníes, personas procedentes de países sub-saharianos, etc. Francesca apostó por vías legales en las embajadas, mejorar la reunificación, dar visados a estudiantes con becas, búsqueda de patrocinadores privados (esto no lo entendí muy bien). En fin, abrir vías legales y ágiles que disminuya el tránsito mortal por el mediterráneo y por la vía de Turquía-Grecia. Pero, al mismo tiempo, debido a la falta de apoyo político, es difícil entender cómo se podrían llevar a cabo estas medidas. Francesca afirmó que lo que falta es la implementación de la ley, el compromiso y la voluntad política y no un cambio del marco legal. De hecho, por ejemplo, en lo referente al rechazo en frontera en España y a la enmienda de la Ley de Extranjería del 2015 para ampararla, Francesca aseguró que era incompatible con la legislación internacional.
La representante de ACNUR no se mostró partidaria de abrir el debate sobre la reforma de la legislación en derechos humanos con la buena intención de ajustar ésta a las nuevas necesidades, como algunos asistentes reclamaron. Y ello porque correríamos el peligro de que los estados apostaran por una reducción de los derechos de las personas refugiadas limitando derechos reconocidos por la cuarta convención de Ginebra. Y es que el contexto político general es de indiferencia, de mirada hacia otro lado, si no de rechazo, a la legislación humanitaria. La reducción del “espacio de asilo” es evidente en Europa. Lógicamente esto no lo dijo explícitamente, porque es una afirmación muy radical, y ella al fin y al cabo es casi una figura política.
Francesca dejó meridianamente claro que los escenarios geo-políticos son intrincados: conflictos internos entre multitud de actores, conflictos religiosos atávicos mezclados con intereses económicos, crisis económica en Europa, crecimiento de los extremismos políticos y de una retórica de la violencia en contra de los migrantes, etc. A mí me recordó la Europa de los años 30.
Por nuestra parte, preguntamos a la representante por los programas de prevención y promoción de la salud psicosocial de los refugiados, tanto en los campamentos como en los países de acogida. Nos preocupamos por el estrés vivido por los más pequeños el cual podría derivar en enfermedades mentales y psicosomáticas severas más tarde. Ésta describió algunas medidas concretas, aunque reconoció insuficientes, ya que falta financiación. La representante del servicio psicosocial de la Cruz Roja compartió nuestra preocupación y explicó algunas medidas que ellos están tomando al respecto.
Para terminar, apunto algunas cuestiones prácticas, peticiones y aspectos en los cuales quizás podamos intervenir. Francesca afirmó que es necesaria la implicación, la iniciativa, de nuevos actores sociales, desde luego ONGs, pero también otras asociaciones, la empresa privada, iniciativas que sean menos institucionales, ya que éstas son muy timoratas. Esta participación será esencial para coordinar los mecanismos de integración, de las pocas o muchas personas, que sean acogidas en nuestros países. Las instituciones más cercanas a los ciudadanos, ayuntamientos y comunidades autónomas, serán las que gestionarán en mayor medida la nueva vida de éstas personas. De hecho, Francesca venía de acordar en una reunión con nuestra presidenta, presidenta de Andalucía se entiende, Susana Díaz, una serie de plazas en la ciudad de Motril para los refugiados que lleguen a España.
Por último, tanto Francesca como el presidente de la coordinadora de ONGs nos animaron a participar y difundir el día del refugiado el próximo día 20 de Junio para la cual se están preparando diversas actividades en toda España y una gran manifestación. En este aspecto, es necesario movilizar las conciencias, ya que Europa está narcotizada. Qué droga esté provocando este terrorífico sueño y cuáles serán los efectos secundarios de la misma es otro debate.
Javier Saavedra y Ana Rodríguez
Acción Verapaz Sevilla