Fotografia por cortesía de IG: @entreculturas.vigo y @jlbakeegan
COMO CADA PRIMER JUEVES DEL MES, nos volvemos a encontrar en un nuevo CÍRCULO de SILENCIO, en el que denunciamos, de forma pacífica, las políticas que ponen en riesgo la vida de miles de personas migrantes y refugiadas, así como las situaciones de vulnerabilidad y pobreza que viven en nuestras ciudades.
DE ESTA VEZ, LAS INJUSTICIAS QUE SUFREN LAS PERSONAS MIGRANTES Y REFUGIADAS: EUROPA ¿¿¿TERRA DE ACOGIDA???
1. Sobre personas refugiadas
Hay en el Mundo millones de personas desplazadas de su lugar de origen, la causa de persecuciones, conflictos, violencia generalizada o violación de los derechos humanos.
Conviene precisar, que el derecho al refugio es un derecho humano fundamental, de las personas que tienen que huir para evitar su muerte. Esta situación es incuestionable. Su derecho impide que establezcamos cuotas (aunque se pusieron), porque en realidad tendremos que acogerlas a todas. Pero, no nos asustemos, Europa o España tienen, tenemos capacidad para acoger a muchas personas.
Otra matización, sólo podrán venir con el reconocimiento jurídico de la condición de asilad@s y con los derechos y ayudas económicas que eso implica. En ese sentido, los estados, son los responsables únicos de esta realidad. Cabrá, sin duda, la solidaridad ofertada por tantas personas, pero será en una fase posterior, seguramente, y articulada desde las administraciones públicas.
Por cierto, el Estado tendrá que extender en el tiempo a ayuda económica que se otorga la estas personas. Lamentablemente el Estado apenas concede el estatus de refugiado la una mínima parte de las personas que lo solicitan y eso tiene necesariamente que cambiar.
Tenemos que acoger la esas personas refugiadas. No queda otra, se queremos estar a la altura de nuestra dignidad como ser humanos.
2. Sobre personas migrantes
Pero aquí en España o en Galicia, viven con nudos personas procedentes de otros países desde hace tiempo. En el caso gallego, la verdad es que no son muchas, apenas 100.000 personas. Mayoritariamente, además de portuguesas, latinoamericanas, rumanas o marroquíes, también senegalesas o chinas. Estas personas sufren, como en el resto del Estado, una legislación de extranjería muy dura, que limita sus derechos y que impide en la práctica una entrada legal y razonable a nuestro país.
Por cierto, las llamadas “mafias” no son la causa de este tráfico de ser humanos, sino por consecuencia de las limitaciones legales que establecen los gobiernos europeos.
Las personas que llegan se encuentran en una situación de irregularidad administrativa (las llamadas “sin papeles”), no pueden acceder a ayudas sociales de ningún tipo, sólo pueden trabajar de forma irregular, y sufren persecución policial.
Con esa realidad, de gestiones de documentaciones complicadísimas, ayudas asistenciales, mediación policial o social, etc., trabajan a todas horas las entidades sociales que defienden los intereses de este colectivo en Galicia y en el Conjunto del Estado Español.
¿Las causas? Una absoluta desigualdad, una economía que permite la libre circulación de mercancías, pero niega la movilidad humana. En una mirada más profunda nos encontramos entre las causas con la indiferencia mayoritaria de nuestra sociedad, la injusticia global, de la que cada persona somos responsables.
Conviene que no olvidemos esta realidad, ya presente entre nosotras, y tan poco conocida. Hablamos de entorno a medio millón de personas en el Conjunto del Estado Español y unas 7.000 o 8.000 personas en Galicia. Muchas de ellas con tiempo de estancia ya prolongada entre nosotras, sufriendo además de los atrancos legales y las persecuciones policiales, nuestros racismos. Los racismos de las palabras incendiarias, y también los más sutiles de los vistazos diferenciadoras, las explotaciones laborales, los alquileres abusivos, los retrasos sistemáticos del alumnado inmigrante en nuestro sistema educativo, y tantas otras.
Fotografia por cortesía de IG: @entreculturas.vigo y @jlbakeegan
3. Concretando, alternativas y propuestas
Vamos a presentar una serie de propuestas dirigidas al conjunto de la ciudadanía y también a nuestros dirigentes políticos.
1.- Derogación de la actual Ley de Extranjería, que debe sustituirse por una nueva legislación que permita por lo menos: facilitar formas razonables de entrada regular en el Estado Español e impedir la persecución del colectivo migrante mediante la despenalización de las situaciones de irregularidad administrativa.
2.- En el Estado Español, el reconocimiento inmediato de la condición de persona refugiada para todas las personas a las que asista ese derecho, estableciendo un procedimiento, que garantice durante por lo menos dos años un lugar de residencia digno y unos ingresos mínimos. Durante ese tiempo, programas de inserción e integración socio-laboral y de interculturalidad con el vecindario deben facilitar procesos de convivencia para las personas que opten por quedar a vivir en nuestras villas, aldeas y ciudades.
3.- Para la administración autonómica y las administraciones locales, el compromiso de colaborar de forma activa para garantizar esa buena acogida de las personas con pleno derecho a refugio y también el trato no discriminatorio a las personas migrantes residentes en Galicia.
4.- Para el conjunto de la ciudadanía lo que ya estamos haciendo: ofrecer espacios, tiempo y medios para facilitar esa buena acogida. En todo caso, parece que nuestro papel fundamental será lo de colaborar de forma activa y participar en los procesos de promoción de la interculturalidade que deben acompañar esta acogida inicial en medio y largo plazo. Ese es el reto que tenemos por delante, después de acoger, tenemos que empezar a convivir con respeto y tolerancia. Aquí sí que nuestra participación activa y positiva resultará, resulta ya para con el colectivo migrante residente, imprescindible.
Quisimos proponer una serie de actuaciones delante de un reto. En este círculo queremos mostrar esperanza y continuar luchando por un mundo más justo. Nuestro apoyo está con todas las personas convertidas en víctimas y con todas aquellas que creen en la hospitalidad.
Nuestro reto es construir de forma solidaria una sociedad abierta e intercultural, en la que todas las personas independientemente de nuestro origen veamos reconocidos nuestros derechos y podamos vivir en paz. Así sea.