Testimonio de las Misioneras de Santo Domingo
El 2 de febrero de 2021 marcó un horrible punto de inflexión para el pueblo de Myanmar. Por lo tanto, ha pasado más de dos años desde que las Fuerzas Armadas de Myanmar derrocaron a los miembros electos de la gobernante Liga Nacional para la Democracia (NLD) y la figura más prominente del dicho partido, Daw Aung San Su Kyi. De hecho, han sido dos años de sufrimiento, dolores y muertes en el país, porque la junta militar comenzó sus medidas de represión a nivel nacional contra los antigolpistas, que expresaron sus protestas en las calles; eventualmente aumentaron asesinatos en masa, detenciones, quema de casas y edificios religiosos mediante ataques aéreos, bombardeos de artillería, etc.
En dos años, muchas casas fueron bombardeadas y destruidas, miles de personas fueron detenidas o asesinadas y millones de personas quedaron sin hogar porque tuvieron que abandonar sus hogares y huir a la jungla, o a lugares que consideraban un poco más seguros. Además de esta situación, la cuarta ola de Covid-19 también se está cobrando vidas inocentes en silencio día tras día.
Aunque las Fuerzas Armadas de Myanmar prometieron un rápido retorno al gobierno civil, aún no ha sucedido. En cambio, el ejército aumentó las fuerzas de seguridad para detener, por todos los medios, a las personas que protestan contra ellos. La población local no puede soportarlo más, especialmente la generación joven, y decidieron proteger sus vidas y las vidas de muchos habitantes locales. Con el propósito de autodefensa y para salvar la vida de la gente, los jóvenes locales, así como los activistas que han participado en las protestas públicas masivas contra el golpe militar, formaron grupos militantes como PDF (Fuerza de Defensa del Pueblo) que luchan contra la junta militar actual.
Pese a que todo el país está siendo afectado por el golpe militar, actualmente el ejército dirige sus operaciones ofensivas hacia los estados y zonas sospechados de promover o apoyar esos grupos militantes de jóvenes: Kayah/Karenni, Kayin, Chin y la división de Sagaing. Más de la mitad de la población de estos lugares tienen que abandonar sus hogares y tierras, ya que no hay garantía de seguridad en sus respectivos pueblos. Los ataques aéreos se suman cada vez más al bombardeo diario de artillería a las zonas residenciales, así como al refugio temporal, donde se aloja la gente para escapar de los ataques militares.
El ejército de Myanmar viola el derecho internacional, así como son los derechos humanos y la dignidad humana. El día 24 de diciembre de 2021 cerca de la aldea de Moso, municipio de Phruso, estado de Kayah, el ejército birmano masacró a 38 civiles inocentes, incluidos niños, quemándolos vivos. Este evento repugnante, la brutal muerte de los civiles (la mayoría de las víctimas probablemente eran católicas), manifiesta la brutalidad de las Fuerzas Armadas y permanecerá en el corazón del pueblo y en la historia. También profanaron violentamente algunas iglesias en la diócesis de Loikaw, en un año. Han estado acampando en la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús en Loikaw, destruyéndola a su antojo. Los soldados militares también están acampando en St. Martin's Home for the Aged (administrado por Charity Sisters), y también han bombardeado con artillería el edificio del cento preescolar de St Joseph Sisters en Loilem Lay, estado de Kayah. Lo más trágico es que los que están sufriendo son el Pueblo de Dios ya que el estado de Kayah es una población mayoritariamente católica.
Dejando atrás sus amados hogares y asumiendo un gran riesgo quedándose en la selva, la mitad de la población se ve arrastrada a la pobreza extrema. Es triste decir que el régimen militar de Myanmar es indiferente hacia las personas en apuros, pero se esfuerza sólo por el establecimiento de su autoridad como gobierno legítimo, buscando el reconocimiento de la comunidad internacional. Mucha gente se queda sin hogar y no tiene comida para comer. En la selva tienen que aguantar el clima frío y húmedo por fuera y el hambre y la ansiedad por dentro. Dado que la guerra continúa, la necesidad básica, como alimentos y medicinas, es urgente. Las personas o familias desplazadas sobreviven con la donación o la poca ayuda que recibe de los bienhechores, que generalmente vienen de los poblados cercanos de sus refugios.
Las hermanas en nuestra comunidad (parvulario) en Loikaw, la capital del Estado de Kayah decidieron permanecer con el pueblo. El parvulario está cerrado desde el principio de esta situación, aunque al principio estuvo abierto como refugio de las familias aterrorizadas que tenían que salir de sus casas.También han tenido que huir a la montaña, con algunos de los padres Dominicos de la Provincia del Santísimo Rosario, viviendo en las mismas circunstancias que el resto. Su presencia entre estas personas desplazadas ha sido un acompañamiento y consuelo muy importante para el pueblo. Allí cuidaban a los más débiles, como las mujeres embarazadas y los niños pequeños; rezar con la gente, especialmente el Rosario. Sin embargo no pueden permanecer en el lugar donde encontraron refugio ya que los bombardeos y ataques militares cada vez más se acercan. Tienen que moverse continuamente con todos.
Si bien había momentos, cuando la violencia amainaba, que la gente regresaba a escondidas a sus hogares para conseguir comida o cosas que necesitan, últimamente 80% de la gente de Loikaw han dejado ya sus hogares porque no hay otra salida para ellos. Los militares están quemando casas y matando a los que se quedan; el bombardeo al azar es constante.
Nuestras hermanas con más de dos mil personas han llegado a un lugar remoto, en la frontera del estado de Shan. Por suerte un párroco de la parroquia cercana (de un pueblo también muy pobre) les han acogido. Allí se sienten un poco más seguros, porque el gobierno de este Estado es independiente; además tienen agua, cosa que escasea en la montaña donde se refugiaban. La gente del pueblo es también acogedora y les ha ayudado en lo que buenamente puede. También ellos son pobres, pero comparten lo que tienen. Les han dejado poner tiendas donde pueden dormir. La parroquia les raciona comida cada día. El párroco ha proporcionado un lugar también para las hermanas.
Con este grupo de “refugiados” hay más de doscientos niños de la edad escolar sin escolarización por dos años ya. Preocupado por esta situación, el párroco ha pedido a las hermanas colaboración para proporcionar una escolarización informal a estos niños. Ahora mismo las tres hermanas están haciendo este servicio. Hacen sus clases al aire libre, debajo de un árbol para protegerse del sol.
En este momento la ayuda que necesitan es para sus necesidades básicas: comida, ropa, medicina, material escolar para los niños. El párroco de Loikaw (Dominico) y nuestras hermanas en Yangon intentan, en lo que pueden, enviar ayudas (comidas, etc.), muchas veces no llegan porque los militares no dejan las vías de ayuda, cerrando carreteras o si interceptan algunos lo cogen o destruyen. Pero con mucho cuidado han podido encontrar la manera de hacer llegar estas ayudas, aunque clandestinamente.
Agradecemos de corazón toda la ayuda que recibimos de muchas partes, primeramente de la familia dominicana, para las familias desplazadas significa muchísimo. Sobre todo por el apoyo moral y oración que creemos son los que nos dan fortaleza para seguir adelante. MUCHAS GRACIAS.
Información recogida de las Misioneras de Santo Domingo
(Por razones de seguridad y de confidencialidad de las Misioneras de Santo Domingo, excluimos información como nombres, lugar y fotos)