¡¡¡Hola!!! Hoy os voy a hablar de Ibrahim, un invidente de nuestro centro de Gaya (Níger)
“Mi nombre es Hama Ibrahim. Tengo 26 años y soy invidente. Estoy casado y soy padre de tres hijos, todos con discapacidad visual. Nací así y todos mis hijos también. Antes estuve matriculado en la escuela Koira Tagui II para aprender Braille, pero no pude terminar porque tenía que mendigar para alimentar a mi pequeña familia. Así que tuve que dejar la escuela.
Todos los días, de la mañana a la noche, iba a la aduana de Gaya, de oficina en oficina, pidiendo una limosna. A veces la gente de buena voluntad me ayudaba, pero otros me insultaban. Como no tenía otra opción, me aguantaba.
Conocí el centro de iniciativas y asistencia social, durante una sesión de sensibilización en la escuela Koira Tagui. Me animó a ello el testimonio de Roger, un hombre ciego pero capaz de pintar en calabazas.
En la escuela Koira Tagui II
Fue entonces cuando me dije a mí mismo que tenía que hacer algo, aprender algún oficio que me ayudase a ganarme la vida y mantener a mi familia. Y decidí venir al centro. In sha Allah, me recibieron muy bien. Al principio tenía vergüenza porque mi propio hijo ya formaba parte del centro, pero el presidente Rafiou me animó. Así que hoy, por la gracia de Dios, ya no voy a mendigar. Por las mañanas voy al centro, es allí donde trabajo con las calabazas, la fabricación de esteras tradicionales o de sillas de alambre... Así me gano la vida.
Ibrahim con el presidente
Nunca pensé que un ciego pudiese utilizar una computadora portátil, a través del centro estoy aprendiendo a utilizarla. También tengo un bastón para moverme solo que antes era incapaz de caminar sin la ayuda de alguien.
Ya no voy de oficina en oficina mendigando, pero si la gente me ve en la ciudad y me da dinero como antes, pues muy bien, pero ahora trabajo y me siento útil.
Testimonio de Rachida Harouna
¡¡¡Hola!!! Os presento el testimonio de una niña invidente de nuestro centro de Gaya.
Mi nombre es Rachida Harouna, tengo 8 años y voy al CE1, de la escuela Koira Tagui II de Gaya. También formo parte del grupo de niños invidentes del centro CIES. Mi papá es de la etnia hausa y mi mamá dendi.
Nací ciega. Mi papá no quería que fuera a la escuela, pero mi mamá sí que quería y aquello fue una disputa continua entre mis padres. Gracias a la intervención de nuestro monitor de la escuela que se encontraba de vez en cuando con mi padre fue cambiando de opinión.
Con la intervención de nuestro maestro Inoussa y el apoyo del centro CIES finalmente mi papá comprendió que yo también podía progresar, disfrutar de la vida y ser independiente como mis hermanos y hermanas. Hoy estoy muy contenta y orgullosa porque puedo leer y escribir en Braille.
Ya no me escondo en un rincón a causa de mi discapacidad como lo hacía antes y jamás aceptaré de ponerme a mendigar por la calle.
Fuera de ello y de la drepanocitosis me encuentro bien y contenta de comenzar pronto el nuevo curso y volver a ver a mis amigas.
Si has prestado atención te habrás dado cuenta de que ha sido mi propio padre el que me ha traído hasta aquí, y es que se da cuenta de que aquí soy feliz y eso le hace feliz a él también de verme jugar y hablar con todos mis amigos.