“TODO INDIVIDUO TIENE DERECHO A LA VIDA, A LA LIBERTAD Y A LA SEGURIDAD DE SU PERSONA”
(Artículo 3 de la Declaración Universal de Los Derechos Humanos)
El 2 de abril 2013 fue un gran día: En Naciones Unidas amplia mayoría a favor de un Tratado que regule el comercio de armas. Fueron 154 votos que, después de seis años de deliberaciones, se depositaron para frenar la locura armamentística.
El proceso comenzó en 2006, y durante estos años muchas organizaciones –entre ellas Amnistía Internacional- y personas individuales, han trabajado incansablemente porque este Tratado tomara forma en debates complejos y tensos. Al final, los Gobiernos representados en Naciones Unidas aprobaron prácticamente por unanimidad un Tratado sobre el Comercio de Armas que prohibirá a los Estados transferir armas convencionales a otros países si saben que van a ser utilizadas para cometer genocidios, crímenes de lesa humanidad o crímenes de guerra. Les obliga a evaluar el riesgo. Afecta a armas convencionales, armas pequeñas y armas ligeras.
A partir del próximo 3 de junio el Tratado está abierto a la firma de ratificación en la Asamblea General de la ONU y entrará en vigor a los noventa días de ser ratificado por 50 Estados.
En nuestro país tenemos la satisfacción de que ha sido apoyado expresamente por miles de ciudadanos, por el propio Gobierno, por el Congreso, por 15 parlamentos autonómicos y 110 Ayuntamientos.
Destacamos dos objetivos y fines del Tratado: “Contribuir a la paz, la seguridad y la estabilidad en el ámbito regional e internacional” y “reducir el sufrimiento humano”.
No es el fin de todos los males pero es un paso importante, estamos de enhorabuena.