En los últimos años se le está haciendo en nuestra sociedad un sitio a la Salud Mental. Parece que estamos rompiendo un poco el tabú y el estigma que le ha rodeado a lo largo de la historia. Esto es motivo para que nos alegremos y no sólo, también para que nos acerquemos a la SM, con el respeto que merece.
Uno de los problemas destacados es la Salud Mental de nuestros adolescentes, y de su creciente índice de suicidios, tras procesos de grave deterioro psicológico. Está aflorando la enorme preocupación de psicólogos, psiquiatras, padres y madres… Algunos expertos advierten: No saturar los medios, pero tampoco mantener el silencio. “Hay que tratarlo pero tratarlo bien”, nos dice Francisco Villar, psicólogo y autor del libro “La muerte antes del suicidio”
A muchas personas la Salud Mental les viene a contrapié, no reparan en ella porque no les toca de cerca, pareciera un tema menor y de minorías. Incluso es posible, que sin ninguna mala fe, piensen que la SM se “engorda” en una sociedad que con frecuencia define como patologías problemas comunes que toda persona puede resolver, sin que medie un diagnóstico rimbombante y recursos psicoterapéuticos. Todo eso también es posible, pero tenemos que abordar el problema como sociedad. No estamos cubriendo la SM como se necesita, ni mucho menos.
¿Por qué decimos que es un Derecho? Tiene una explicación muy sencilla: La Salud Mental forma parte de la Salud Integral. Así lo define la OMS y el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Y hay algo más: El Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales reconoce: “… el Derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental”. A la Salud Mental, como a la Atención Primaria, les falta financiación en nuestro país (y en otros muchos países), su importancia es tan grande que la Organización mundial de la Salud lleva mucho tiempo recomendando un 25% de los presupuestos sanitarios a la AP y un 2% a la SM. Estamos muy lejos.
Nos dicen los expertos que los problemas de Salud Mental entran fundamentalmente al Sistema Sanitario, a través de la Atención Primaria y si ésta empeora, como lo viene haciendo, el empeoramiento de la SM es inevitable y grave. En lo que conocemos las listas de espera para primera consulta y consultas sucesivas son largas, demasiado largas, en muchísimos casos. Y con una enorme frecuencia se recurre, quien lo puede hacer, a consultas privadas…
Quiero dejar claro que la SM no es un privilegio, es un derecho. Es una especialidad compleja, difícil, requiere profesionales, no sólo bien formados, sino con condiciones de trabajo dignas; entre esas condiciones: tener el tiempo suficiente para atender correctamente. Esto tampoco se está cumpliendo en los Servicios Públicos.
Traigo unos datos recientes para que los valoréis: En España hay una media de 6 profesionales de la psicología por 100.000 habitantes, la media europea es de 18 por 100.000. Sólo un 60% de los hospitales cuenta con atención psicológica y ésta es escasa. Y tengamos en cuenta que el 30% de las personas padecen o padecerán algún trastorno mental a lo largo de su vida. Los trastornos más frecuentes son la ansiedad, la depresión y las alteraciones del sueño. Y por supuesto también están los TMG (trastornos mentales graves). ¿Os parece un problema social menor?
En un informe de hace pocos años, un gran experto de Naciones Unidas, el SR. Dainius señalaba que no puede haber SALUD sin SALUD MENTAL, pero que en ningún lugar del mundo la SM se halla en plano de igualdad con la salud física, en términos de presupuestos o educación y prácticas clínicas. ¿Por qué ocurre? ¿Por qué si cada una, de cada cuatro personas, se verá afectada por algún padecimiento de este tipo a lo largo de su vida? Tal vez porque persiste la estigmatización y la discriminación…?.
Os invito a leer a la Sra. Yeni Rosa Damayanti, presidenta de la Asociación de Salud Mental de Indonesia. Participó en la Primera Consulta de la ONU sobre Salud Mental. Sabe de qué habla, vive en sí misma lo que plantea, es difícil encontrar tantos argumentos y ser tan clara como lo es ella.
Adriana Sarriés
Marzo, 2023