Monsanto y compañía han vuelto a la carga. Estas voraces empresas biotecnológicas han encontrado la manera de “controlar” un patrimonio natural que nos pertenece a todos: ¡nuestra comida! Están intentando patentar las frutas y verduras que comemos cada día, como el brócoli, los melones o los pepinos, forzando a agricultores de todo el mundo a comprar sus semillas, bajo la amenaza de ser demandados si se niegan.
Pero podemos evitar que compren, pedazo a pedazo, nuestra madre tierra. Para lograrlo, necesitamos que países como Alemania, Francia y los Países Bajos pidan que se vote por la paralización de los planes de Monsanto y otras compañías similares, cerrando las lagunas en la legislación de la Unión Europea.
Una vez que existe una patente en un país, otros países empiezan a recibir una enorme presión para adoptarla a través de negociaciones y acuerdos comerciales. Patentar alimentos cambia todo. Si durante miles de años los campesinos han podido elegir qué semillas usar para sus cultivos ahora las compañías obligan a los agricultores a pagar un exorbitante canon por su uso de sus semillas patentadas. Monsanto & co dice que estas patentes generan innovación, pero lo que están creando es un monopolio corporativo sobre nuestra comida.
Gracias a que la Oficina de Patentes Europea está controlada por 38 países miembros se pueden bloquear aquellas patentes que hacen peligrar la comida cultivada a través de métodos convencionales e incluso el Parlamento Europeo se opuso a estas patentes destructivas.
La situación ya es dramática. Monsanto es dueña del 36% de las variedades de tomates, el 32% de los pimientos y el 49% de los tipos de coliflor registrados en EE.UU. Con un simple cambio de regulación podríamos proteger nuestra comida, a nuestros agricultores y a todo el planeta del dominio corporativo. Está en nuestras manos hacerlo ya:
Firma la petición para que los países paralizen los planes de estas empresas
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