Crónica del Encuentro Juntos por la Paz
Dulce, de la Secretaría de Acción Verapaz, nos recordaba al inicio que, tras el estallido de la guerra de Israel y Palestina, y movidos a hacer algo, promovimos el Encuentro de Juntos por la Paz (I). Y de ahí surgió la idea de hacer algo más. Por qué no dar la voz a esas personas, cercanas a Verapaz, que están viviendo en zonas de conflicto, o con conflictos de los que ya no se habla. Por eso, después del Encuentro de Juntos por la Paz de hace un mes, el viernes 24 de noviembre, a las 17:30 nos hemos vuelto a encontrar, para acercarnos a algunas de esas realidades de violencia y sufrimiento, concretamente a través del testimonio de personas cercanas a Verapaz que viven en Níger, Nicaragua, Haití, Colombia, México, República Dominicana y Ucrania.
Aunque el contador del Zoom reflejaba 36 dispositivos conectados, detrás de los muchos cuadraditos en los que se dividía la pantalla, estaban también presentes familias y comunidades. Todos unidos en la distancia, en el sentimiento y en la oración, comenzamos el encuentro con las palabras del Papa Francisco:
Elevemos juntos un grito:
¡Nunca más la guerra,
nunca más el rugido de las armas,
nunca más tanto sufrimiento!
No dejemos de rezar,
es más, supliquemos a Dios con mayor intensidad!.
Tras recitarlas juntos y escuchar la canción “Imagine”, fueron tomando la palabra:
Rafael Marco, de la Sociedad de Misiones Africanas, desde Níger, que nos habló de la situación que se está viviendo después del reciente golpe de estado, del encarecimiento del precio de los productos básicos y del riesgo de radicalización islámica del país que parece que se avecina.
Valle Chías, joven médico sevillana, Religiosa de Jesús y María que lleva 4 años en Haití, nos dejó con el corazón encogido, al relatar la violencia de los grupos armados que dominan una gran del país y la dificultad de la vida diaria, en un país asolado por la desforestación, en el que la recurrente incidencia de los desastres naturales ambientales, impiden la consolidación de los pequeños avances y progresos que se han podido ir haciendo.
Miguel Ángel Gullón, misionero dominico en República Dominicana, relató las acciones en defensa de la dignidad de los campesinos de El Seybo que han llevado a cabo, entre ellas las 2 peregrinaciones a la capital que emprendieron para entrevistarse con las autoridades, y que se materializan en la lucha por las “3 T´s”: la lucha por la tierra, el techo y el trabajo. También nos contó la creciente situación de rechazo a los haitianos que se está viviendo y de la que, es un ejemplo más, la construcción de un muro de separación en la frontera con Haití.
Maritze Trigos, Religiosa Dominica colombiana, educadora y Defensora de los derechos humanos desde hace 40 años, compartió con la fuerza y el entusiasmo que le caracteriza, los proyectos de recuperación de la memoria de las víctimas de la violencia de las masacres de Trujillo. También nos habló del horizonte que se abre en Colombia tras la victoria electoral, del primer gobierno de izquierdas en la historia del país.
Cristhian Alvarenga, periodista nicaragüense exiliado en España, expuso la situación de persecución que se vive en Nicaragua, contra todo aquel que levanta la voz frente a la dictadura de Daniel Ortega, en especial contra la Iglesia, y que ha forzado el exilio de miles de personas. También nos habló de la situación de los encarcelados y del retroceso de la vida a niveles de pobreza de varias décadas atrás.
María Mayo y María Jesús Cerro, de la Congregación de Santo Domingo, desde Ucrania, donde abrieron una Casa de Niños en 2001, nos pusieron al día de la guerra y nos recordaron que la invasión ya había empezado en 2014. También nos contaron que después de la revolución de Maidán, se constata la unión de las iglesias cristianas vivida en las celebraciones ecuménicas.
Pablo Romo, Miembro y socio de Servicios y Asesoría para la Paz ‘SERAPAZ’ (Organización civil fundada por Don Samuel Ruiz, obispo de Chiapas) desde México habló sobre la violencia contra los migrantes y los desparecidos en su tránsito hacia el Norte, y de las implicaciones económicas y políticas de los cárteles que controlan los resortes del poder. También nos presentó el nuevo proyecto que van a desarrollar de apoyo y ayuda a familiares de desaparecidos que llevan años entregando la vida en su búsqueda.
El relato de estas duras experiencias, que impresionan más cuando te las cuentan testigos de primera mano, nos aproximó al sufrimiento que viven millones de personas. Desde aquí agradecemos y valoramos el testimonio de vida y el trabajo de estos compañeros que nos sirve como fuente de motivación para los pequeños gestos y compromisos solidarios cotidianos.
En la parte final del encuentro escuchamos emocionados a Maritze recitar el poema “Luz de vida” y leímos juntos con las velas encendidas esta preciosa oración de Pedro Casaldáliga:
“Danos Señor aquella paz inquieta, que lucha por la paz.
La paz que nos sacude con urgencia del Reino.
La paz de las armas rotas, en la derrota de las armas.
La paz de pan del hambre de justicia.
La paz de la libertad conquistada,
la paz que se hace nuestra sin cercas ni fronteras,
que tanto es Shalom como Salam, perdón, retorno, abrazo.
Danos tu paz,
esa paz marginal que deletrea en Belén
y agoniza en la cruz y triunfa en la pascua.
Danos, Señor, aquella paz inquieta, que no nos deja en paz”.
Al igual que la llama de una vela que a plena luz del día apenas destaca y en la oscuridad brilla e ilumina, el testimonio de vida de los compañeros nos empuja a creer que en medio del dolor y del sufrimiento siempre hay un resquicio para la esperanza, que se abre hueco, de una forma humilde y discreta pero firme y perseverante, porque, como decía María desde Ucrania, todos los días amanece. Concluimos despidiéndonos y emplazándonos para otra ocasión con la consigna que siempre nos recuerda Maritze: “hay que resistir, persistir y nunca desistir”.