CÍRCULOS DE SILENCIO, 18 DE OCTUBRE 2024
Manifiesto: HOSPITALIDAD Y DERECHOS PARA ERRADICAR LA POBREZA
Hay quienes eligen libremente marcharse a otro lugar, pero, en muchos casos, emprender el viaje para empezar de cero lejos de casa es una necesidad para conseguir sobrevivir. Es lo que se conoce como migración forzada y puede tener muchas causas, como, por ejemplo, la guerra y los conflictos bélicos, los desastres naturales, la situación política, social y económica del país y el cambio climático.
La pobreza es uno de los grandes motivos que impulsa a migrar. Millones de personas en el mundo viven en situación de pobreza, en la que no pueden satisfacer sus necesidades físicas y psicológicas básicas.
La pobreza es uno de los grandes motivos que impulsa a migrar. Millones de personas en el mundo viven en situación de pobreza, en la que no pueden satisfacer sus necesidades físicas y psicológicas básicas.La pobreza se puede deber a muchos factores como, la ausencia de un Estado eficaz que garantice los derechos y las necesidades de sus ciudadanos, la corrupción, las guerras, el cambio climático… En algunos casos, la indiferencia de algunos países hacia las problemáticas de otros países con menos posibilidades, como en catástrofes humanas y materiales, puede incrementar todavía más la pobreza existente allí.
En otros muchos casos, la explotación por las multinacionales de los recursos naturales del país roba su riqueza y reduce la posibilidad de generar trabajo en el lugar.
Muchas personas con pocos recursos deciden migrar a países con economías más fuertes con la esperanza de poder tener un futuro mejor.
Un viaje difícil e incierto
Un viaje difícil e inciertoMarcharse de casa debido a la pobreza o a la violencia es una decisión difícil de tomar. Es un viaje difícil e incierto. Esas personas en algunos casos no pueden volver a pisar su casa, su ciudad, o su país. Tienen que separarse de sus familias y amistades.
La migración también puede convertirse en una travesía incierta. En ocasiones, los migrantes no saben a qué peligros o a qué circunstancias deberán hacer frente durante la ruta. En muchos casos, puede que incluso no sobrevivan al viaje.
¿Qué pasa una vez que se llega al país de acogida?
Cuando una persona migrante llega a un nuevo país, tiene el reto de construir una nueva vida, lejos de sus costumbres, de su cultura, de su lugar de origen. Tienen que hacer un esfuerzo importante porque implica empezar de cero, aprender un idioma nuevo, conocer códigos culturales distintos, intentar no perder la propia identidad y hacer amistades, entre otras cuestiones.
Además, en el país de acogida pueden existir prejuicios, estereotipos o rumores, que pueden llevar a situaciones de discriminación. Pueden encontrarse con leyes de Extranjería que dificulte sus posibilidades de integración.
La brecha de pobreza entre los inmigrantes y los nativos en España se ha ensanchado en los últimos años. Esta brecha se ve aumentada en su alto desempleo y las «dificultades» que deben enfrentar a la hora de encontrar trabajos de acuerdo a sus capacidades. Buena parte de ellos se ven obligados a aceptar trabajos por debajo de su grado de calificación. Se ven obligados a ocupar trabajos temporales o se ven forzados a trabajar horas extras para obtener ingresos suficientes. Encontrar vivienda es otro calvario a veces imposible de superar debido a la situación actual. Estos problemas se trasladan a sus hijos, que sufren las consecuencias de un mercado neoliberal aplastante.
Qué podemos hacer?
Podemos tender la mano con la acogida y hospitalidad, con la solidaridad. Sin mirar su condición de regular o irregular, sino pensando en la dignidad de la persona. Abramos los ojos a experiencias de integración que previenen la discriminación, el racismo y la xenofobia.
Podemos tender la mano con la acogida y hospitalidad, con la solidaridad. Sin mirar su condición de regular o irregular, sino pensando en la dignidad de la persona. Abramos los ojos a experiencias de integración que previenen la discriminación, el racismo y la xenofobia.
Podemos seguir teniendo ánimos y lucidez para denunciar la falta de derechos humanos.
Podemos seguir gritando en contra de las guerras provocadas por ISRAEL o por otras potencias económicas que generan los éxodos, huyendo de la muerte.
Podemos seguir presionando a nuestro Gobierno para que salga adelante la ILT que solicita una regularización de las personas que llevan aquí mucho tiempo sin poder trabajar o trabajando de forma irregular.
Podemos exigir que la Ley de Extranjería de nuestro país no ponga tantas dificultades a la integración de las personas inmigrantes.
Podemos exigir a nuestras comunidades autónomas la solidaridad en la acogida de las personas que llegan a Canarias.
Es imposible mirar hacia otro lado ignorando la vida de esas personas que tienen nombres y que cada día pierden su vida buscando un mañana, una oportunidad. Son hombres y mujeres como nosotros, hermanos nuestros, hambrientos, perseguidos, víctimas de guerra, explotados, que buscan una vida mejor.
Podemos exigir un sistema económico internacional que no explote la riqueza de los países empobrecidos a beneficio de un puñado de grandes empresas.