El jueves, 5 de diciembre, a las 20:00, la Red Social Galicia Sur ha convocado un nuevo Círculo de silencio. Por segunda vez en el curso, se ha desarrollado en la Plaza de América. Nuestra Delegación de Vigo ha estado representada por varios socios.
MANIFIESTO DEL CÍRCULO DE SILENCIO: POR UN CAMBIO CARA A UNA ECONOMÍA RESPONSABLE
En una sociedad de hiperconsumo, comprar constituye un “acto político” que conforma el mundo que habitamos, consumir decide que planeta y que sociedad queremos.
El consumo es uno de los vectores que vertebran el funcionamiento de nuestra sociedad, y nuestro actual sistema socioeconómico choca de manera cada vez más palpable con los límites biofísicos del planeta y es fuente inherente de desigualdad y pobreza. Seguimos utilizando un modelo productivo que no está pensado para beneficiar a la mayoría y que además se basa en la explotación laboral y el expolio indiscriminado de la naturaleza.
En la actualidad, las 500 corporaciones más influyentes suponen casi el 25 % de la producción, la mitad del comercio mundial y crean el 28 % de las emisiones. Su efecto en pérdida de ecosistemas, contaminación, gasto en salud etc., ronda los 73.000 millones de dólares al año y el coste oculto ambiental de 3.000 trasnacionales es de 2 trillones de dólares al año.
Desde los años 70, nuestra economía demanda recursos por encima de la capacidad terrestre de renovarse, requiriendo 1,5 planetas para reponer lo que la consumimos al año. Como ejemplo, España tira 376.000 toneladas de ropa y consumimos 16.500 millones de bolsas de plástico al año mientras reciclamos solo un 10 %.
Sacrificamos al año 11,2 millones de hectáreas de bosque virgen y miles de millones de animales para consumo humano, mientras la FAO alerta de que pasan hambre 842 millones de personas (un 12 % de la población mundial) y 25.000 mueren al día (un 75 % menores de cinco años). En España el 20,4 % de la población vive bajo el umbral de la pobreza. Son datos obscenos de un modelo productivo salvaje que alienta nuestra sociedad de consumo.
Además, este modelo de consumo genera unas dinámicas sociales de atomización, desculturalización y extensión de estilos de vida insana, tanto física como mentalmente. Por tanto, es necesario cambiar nuestros patrones de consumo y sus estilos de vida asociados, ya que este modelo vigente de producción y consumo resulta insostenible.
Ante esta situación de consumismo depredador y empobrecedor, y ya que el actual modelo económico es incapaz de proporcionar niveles óptimos de bienestar a la mayor parte del Planeta, se exponen cómo alternativa la “Economía Responsable”, pasando a realizar un consumo responsable, en el que ejerzamos nuestro poder cómo consumidoras de una forma consciente para el bienestar de nuestra generación y de las generaciones futuras.
El consumo responsable empieza por hacerse preguntas y decidir de manera informada sobre aquello que consumimos: ¿De verdad lo necesito? ¿Puedo pedirlo prestado? ¿Cómo está hecho? ¿Es ético? ¿Es ecológico? ¿Es solidario? ¿Qué haré con él cuando se estropee?
El Consumo Responsable tiene que ver con entender que los recursos naturales pueden agotarse. También tiene que ver con comprar de acuerdo a las tres erres (Reducir, Reutilizar y Reciclar) o elegir una marca por su respeto ambiental o las condiciones de trabajo en su elaboración.
Se trata, en ocasiones, de un proceso de aprendizaje continuo, personal y colectivo en el que hace falta estar dispuesta a:
- prestar atención a nuestra participación personal y profesional en el modelo de consumo vigente.
- modificar los hábitos y las conductas individuales, comunitarias, empresariales y políticas.
Con nuestra decisión de actuar, participamos en cuidar la sostenibilidad de la vida en el planeta, desarrollamos relaciones económicas entre iguales, democráticas y justas, y fortalecemos alternativas como las Finanzas Éticas y el Mercado Social, con un fuerte componente transformador.
Queremos convertirnos en personas que aspiran a una vida plena; reivindican su libertad, su derecho para tener voz y control; cuestionan intereses tras los mensajes que reciben; les gustan los proyectos altruistas y las innovaciones prácticas. Aprecian conceptos como cooperación, comunidad, sostenibilidad, autenticidad o transparencia, y por eso buscan marcas o formas de consumo que reflejen sus valores y compartan conocimientos, tecnología y beneficios, ayudando a superar las brechas globales.