Una nueva carta de Rafael Marco, desde Níger, con 'un ejemplo de vida para la vida'
Me llamo Maimuna Issa, pero mis camaradas me llaman “Maimuna, la glotona” porque es cuando me siento a la mesa que se me olvidan los problemas, no sé por qué.
Tengo doce años y voy a la escuela inclusiva de Dosso, Níger, y hoy quiero hablaros un poco de mi vida, de mis pequeñas cosas sin aburriros demasiado.
Soy ciega
Primero debo deciros que soy ciega de nacimiento, que nunca he visto la luz. Mis amigas me dicen que soy guapa, muy guapa. Para mí es una cosa que no tiene mucho sentido porque no me puedo imaginar cómo soy; de todas formas, si a alguien quiero parecerme es a mi padre y no a mi madre, que no se lo merece porque no tiene corazón.
Dicen que los hijos son la bendición de los padres, pero para mi madre soy una maldición porque yo era ciega cuando me dio a luz. Es por eso que me abandonó cuando yo tenía dos años y eso nunca lo podré entender.
Mi madre me abandonó
Dicen que el corazón de una madre se parece al de Dios. Eso he oído; entonces ¿por qué me abandonó? ¿Dios puede abandonar a sus hijos? Yo creía que un niño es la vida. ¿No era yo su hija?
Así es que soy ciega y huérfana; mi madre abandonó a mi padre a causa de mi ceguera. Eso me da mucha tristeza, por mi padre y por mí. Mi padre ha estado siempre a mi lado. En el pueblo me inscribió en la escuela y así me dio la posibilidad de aprender, tener amigos, estudiar con ellos, compartir todo con ellos. Con ellos jugaba y con ellos olvidaba mis preocupaciones.
Que mi padre esté orgulloso
Pero tengo que hablar de mi padre porque se lo merece. Mi padre es bueno, el único que me ha aceptado tal como soy y me ha querido como padre y madre porque ha hecho mucho por mí. Para que yo pudiese estudiar mi padre abandonó el pueblo donde vivíamos del campo y nos instalamos en casa de unos familiares. Él tuvo que trabajar en el mercado transportando paquetes y bultos de un lado para otro hasta que encontré esta nueva familia que me ha acogido, Zankey Handariya, y la escuela donde voy todas las mañanas. Ahora tengo nuevos amigos y voy a trabajar en la escuela todo lo que pueda para que mi padre esté orgulloso de mí
A todos los que viven una situación como la mía les diría que no se preocupen, que la acepten como tal. Dios nos ha creado así, es un misterio, pero nos quiere y también ha creado personas buenas que hacen todo lo que pueden, como mi padre, para que seamos felices y podamos desarrollar nuestras capacidades. La ceguera puede ser un problema, pero nunca una maldición.
Maimuna