Cuesta felicitar el año nuevo, hay algo de pudor porque no apetece caer en la retórica, las frases hechas o demasiado trilladas. No nos gusta que suenen huecas. Y sin embargo también es cierto que nos sale de dentro desear un año mejor para todos, especialmente para quienes lo pasan peor, están mal, sin atisbar mejoras en su futuro. Nuestro sentimiento es sincero y noble, nos mueve a expresaros ¡¡feliz año 2014!!
Pero… ¿Cómo nos gustaría que fuera? Aquí van unas cuantas ideas que brotan sin gran esfuerzo:
+ Nos gustaría que nuestro enfoque de la vida en perspectiva de Derechos Humanos CRECIERA.
+ Nos gustaría que los Derechos Humanos avanzaran aunque fuera despacito. Y sobre todo: que no retrocedieran.
+ Nos gustaría que nadie tire la toalla, que nadie se dé por vencido, que trabajemos por todo cuanto nos rodea: familia, amigos, barrio o pueblo, sociedad.
+ Nos gustaría ir labrando un pacto social que demuestre que nosotros, la gente, estamos vivos y ejercemos el poder ciudadano y mejoramos este país.
+ Nos gustaría que el Papa continuara esa doble intervención que ha comenzado: hablar y hacer en favor de una Iglesia transparente, pobre y al servicio de los pobres. Una Iglesia permanentemente defensora de la justicia, de la paz, de la solidaridad, de la sencillez, de la verdad, de la humildad, de los Derechos Humanos. Una Iglesia que denuncie con coherencia los grandes problemas del mundo: el acaparamiento de unos pocos frente a la pobreza de mayorías, la reducción del poder de los ciudadanos y el dominio de las élites políticas y financieras, la degradación de muchas democracias y prácticas políticas, la corrupción en sus muchas formas, la impunidad de muchos… los fundamentalismos en sus diferentes manifestaciones… LA MALDAD.
¿Demasiada ingenuidad? ¿Demasiada utopía? ¡NO! Apostemos porque el bien avance y avanzará, seamos positivos.
Terminamos como empezamos: ¡¡Feliz 2014 de todo corazón!!