El pasado 1 de octubre se celebró en el Museo de Arte de El Salvador (MARTE) un evento para conmemorar el Día Internacional del Adulto Mayor, al que fueron invitados los candidatos presidenciales, para analizar la situación de los ancianos y ancianas salvadoreños.
La pobreza afecta a más de 500 mil personas mayores en El Salvador, según datos gubernamentales, lo que dibuja la situación de emergencia humanitaria multidisciplinar que sufren las personas de la tercera edad en el país, en palabras de Emilio Espín Amprimo, coordinador de la Coalición Nacional para la Dignidad de las Personas Mayores.
El sistema de pensiones salvadoreño sólo cubre a una de cada cuatro personas mayores de 60 años. El grueso de los que no tienen rentas ni pensión sale adelante porque trabaja, pese a su elevada edad, o porque la familia asume su manutención, lo que supone una difícil carga para hogares de escasos recursos. El sistema de salud excluye a la mayoría de ancianos por la lejanía de los centros de atención, la escasez de personal, las esperas excesivas, la atención deficiente y no especializada o la carencia de medicamentos, de acuerdo con los últimos informes del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre El Salvador. Como consecuencia de estas carencias, miles de personas mayores sufren y mueren por enfermedades que tienen solución o, muchas veces, sin haber sido siquiera diagnosticados.
Además, uno de cada tres ancianos salvadoreños es analfabeto y muchos viven en las más de 400 mil viviendas, que en el país presentan carencias esenciales para la habitabilidad, lo que tiene un mayor impacto en colectivos vulnerables, como el de la tercera edad. Las mujeres de más de 60 años sufren todas las carencias de los ancianos en un grado superior, ya que sólo por ser mujeres tienen que soportar las cargas domésticas y familiares.
Esta realidad está reflejada en el libro Descartados, una serie de retratos y relatos de Emilio Espín Amprimo y Marc Espín, padre e hijo, activista y periodista, ambos con trayectorias vitales y profesionales estrechamente vinculadas a Centroamérica. La obra, que no tiene ánimo de lucro, ha sido impulsada por tres asociaciones salvadoreñas —la Fundación CORDES, la Asociación Rural de la Tercera Edad (ARTE) y la Coalición Nacional para la Dignidad de las Personas Mayores— y ha sido editada por un equipo internacional de profesionales voluntarios, liderados por el autor. La versión digital del libro y sus contenidos están disponibles gratuitamente en la web de Descartados, si bien es posible conseguir la versión impresa por 15 dólares. La Fundación CORDES se compromete a destinar todos los fondos recaudados por la venta de ejemplares, a proyectos que impacten íntegramente en la mejora de la calidad de vida de las personas mayores de la región del Bajo Lempa, en el municipio de Tecoluca.