“ACERCÁNDONOS A LA REALIDAD SOCIAL DE TRIANA”
Unas jornadas para reflexionar y comprometerse
Os contamos la crónica de unas Jornadas organizadas por la Pastoral Social de la Parroquia de San Jacinto, de la que forman parte: el Grupo Bartolomé de las Casas, Cáritas, Pastoral de Salud y Acción Verapaz Sevilla.
¿Qué necesidades están presentes en nuestro barrio de Triana? ¿Cómo podemos intervenir en ellas? ¿Qué programas se están llevando ya a cabo en nuestro medio? ¿Qué podemos hacer como parroquia, como comunidad parroquial, para dar respuesta a las necesidades de nuestros vecinos?
Con estas preguntas y algunas más decidimos organizar las jornadas sociales en nuestra parroquia. Estas pueden darnos pistas para reflexionar y poder contestarnos a las preguntas planteadas y también nos pueden ayudar a plantear acciones que sirvan para transformar o, por lo menos, acompañar la vida de nuestros vecinos. Junto a las jornadas realizamos también una pequeña encuesta para conocer diferentes voces sobre la realidad que nos rodea.
El martes 19 comenzamos con la presentación de la exposición: “Ante el parado, activa tu conciencia. Acción conjunta contra el paro”, que durante 2 semanas permanecerá expuesta en nuestra parroquia.
Un acercamiento a la realidad laboral. ¿Cómo podemos haber perdido en estos años tantos derechos laborales? ¿Cómo podemos resignarnos ante esta realidad? ¿Cómo es posible que todavía hoy, en el siglo XXI, sigan existiendo esas diferencias entre el hombre y la mujer, que se manifiesta por ejemplo en el paro, los salarios, y que no nos sonrojemos de vergüenza? Ante esta realidad, Manolo Montero nos lanzaba esta pregunta: “¿en esta situación que haría Jesús?” y seguía diciendo, “necesitamos un pensamiento cristiano que nos ayude a enjuiciar lo que nos acontece” y tenemos también “necesidad de hechos concretos”.
En los paneles encontramos tres bloques de reflexión, “bienaventuranza” a la luz de la realidad, datos estadísticos del paro y algún texto de la Doctrina Social de la Iglesia.
Carlos Carrasco nos presentó una realidad de pobreza, que afectaba al hombre y mujer de hoy, que iba más allá del concepto de pobreza económica. Para él, la pobreza viene producida por la falta de libertad de pensamiento, por la falta de salud, por la falta de derechos. Es una pobreza, además de económica, también cultural. Y lo peor de todo es que hemos delegado nuestra capacidad de ser felices en una sociedad que nos crea cada vez más necesidades a través del mercado, a través de las modas: nos gusta lo que a los demás les gusta. No somos nosotros mismos.
Nos invitaba a la conversión, a convertirnos de esta sociedad capitalista en la que todos miramos por los beneficios, incluidas nuestra relaciones y nos llamaba a estar cercanos a las personas que sufren otra de las mayores pobrezas de nuestra sociedad, la soledad.
Generando esperanza, nos urgió a dar el paso y asumir el compromiso de vivir desde el Amor.
El miércoles 20 disfrutábamos con la presencia de Mª Carmen Segovia y Jorge Mula, trabajadora social y educador social, respectivamente, en distintos ámbitos de Cáritas arciprestal y de Pedro Olano y Rafael Díaz de la asociación “Elige la vida”.
Mª Carmen comenzó presentándonos el modelo de intervención social de Cáritas, el cual parte de una espiritualidad samaritana y tiene como pilares los siguientes elementos: la centralidad de la persona, “la persona es lo primero”, el acompañamiento como método, la apuesta por la participación, la realidad como lugar de actuación, la realización de acciones significativas y la potenciación de lo comunitario.
Nos invitó a pasar de una acción caritativa con quienes sufren las consecuencias de la “cultura del descarte” tan de moda en nuestras sociedades, a una acción inclusiva “glocal” (global y local) para ir transformando nuestra sociedad desde las personas.
Para concretar este modelo de intervención se nos presentó uno de los programas que Cáritas tiene en el barrio de Triana, el Centro Amigo, como “residencia” o como espacio abierto en el Centro de día; con la atención a personas (asistencia y ayuda en carencias); con promoción para posibilitarles la recuperación de una vida normal (carecen de amistades, de relaciones, tienen dependencias insanas, etc.), con talleres educacionales, ocupacionales y de desarrollo personal.
En el centro se trabaja con “personas sin hogar”, que no siempre significa “sin techo”: “pueden tener un techo y carecer de todo”. Me gustaría recalcar una de las cosas que nos dijo Jorge Mula y que refleja lo que es este modelo de intervención: “no atendemos problemas, atendemos personas; tampoco solucionamos problemas, ayudamos a las personas a solucionar sus problemas.” El objetivo es que la persona vaya recuperando los puentes que ha perdido con la sociedad y que vaya alcanzando la mayor autonomía posible.
Sumando una segunda fase con dos pisos, con el objetivo de lograr la inclusión social de las personas, hasta posibilitar toda su posible autonomía. Pretenden ser denuncia de una situación a la que poca gente mira y la administración aporta pocas soluciones.
Rafael y Pedro nos definieron la “misión” de “Elije la vida”: «Favorecer la justicia social y la mejora de la calidad de vida de personas con consumos problemáticos de drogas, sin hogar y en situación de exclusión social, incorporando la perspectiva de género y un enfoque fundamentalmente comunitario en el barrio de Triana.»
El objetivo es trabajar enraizada en la misma sociedad, entre los mismos vecinos, para visibilizar así el mundo de la exclusión y normalizarlo dentro de lo que es la vida cotidiana del barrio. Esta asociación comenzó trabajando con la prevención de drogodependencias y la atención a las personas que sufrían de dicho problema. Hoy día trabajan con familias en riesgo de exclusión social, con inmigrantes, etc.
Cada día acuden al centro entre 40 a 50 personas, dónde se les escucha, acoge, se les ofrecen unos servicios básicos (que van desde duchas a unas taquillas para que puedan guardar sus “pertenencias”) y se les facilita asesoramiento cuando es necesario.
Cerraron su intervención haciéndonos una advertencia: “si la sociedad no cambia, la desigualdad no cambia”.
En la fase de coloquio, tuvimos el testimonio de Antonio, un usuario del Centro que nos compartió algunos detalles para pensar: nos solicitó que cuando nos crucemos con algún indigente, no le miremos con recelo o agarremos el bolso con temor…solo nos pedía una sonrisa… Ellas y ellos están padeciendo estar en esa situación de la que, en la mayoría de los casos, no son culpables de ello. Para acabar con una clara llamada a la solidaridad: “Hay muchas personas por las que merece la pena luchar por ellas”.
El jueves 21 estuvo con nosotros Juan Luis García, párroco de San Joaquín, el cual nos habló de la realidad social de Triana y de las experiencias llevadas a cabo en los proyectos “Emaús y el Hogar de Nazaret”.
Primero nos invitó a cuestionarnos ¿qué es la pobreza? Una palabra manipulada y polifacética, y a reflexionar sobre la gran pobreza que padece la humanidad; que se da por la acumulación de diferentes elementos.
Juan Luis nos hizo ver que existen dos tipos de pobrezas: la absoluta y la relativa, que desde la degradación de la sociedad la pobreza relativa llega a ser pobreza absoluta, y por eso, la caridad tiene que entenderse de otro modo. Tenemos a nuestro alrededor demasiadas personas destrozadas y ¡hay que reconstruirlas!
Aterrizando, cuestionó a la sala: ¿cuál es el problema social más grande que tenemos aquí en Triana? Él comentó que considera que no es precisamente el paro sino el elevado número de personas mayores (con bajas pensiones) que viven encerradas años en sus pisos sin tener posibilidades de bajar a la calle (residen en casas de pisos sin ascensor) y sin apenas recibir visitas.
Pasando a explicarnos cómo surgieron y en qué consisten los proyectos “Santa Teresa”, “Hogar de Nazaret”, “Emaús” y “Hogar de Belén”. Espacios de acompañamiento, atención familiar (a personas en riesgo de exclusión social), apoyo a las familias, orientación para la integración, regalar un ambiente familiar (con atención a niños internos y no internos); dando enseñanza y pautas de crianza a las madres (siendo muy conscientes de que muchos de sus hijos fueron no queridos); ayudando al desarrollo de capacidades a las criaturas; transformando las visiones negativas de las relaciones en vivencias interpersonales positivas… Un trabajo difícil pero muy ilusionante. Sintiendo siempre la cercanía de un Dios que existe y no olvida a sus hijas e hijos.
Siempre teniendo muy claros los objetivos operativos: salud integral, desarrollo de autonomía personal, cubrir los déficits de aprendizaje… Con una fórmula que no falla: el cariño. Incluyendo en el modelo pedagógico adoptado también la trascendencia; enseñando a las personas a vivir los problemas desde la fe.
Es importante que la intervención pase por dar las herramientas para que las personas puedan levantarse de donde están y ser protagonistas de su propio desarrollo. Si nos conformáramos con repartir vales de comida y ayudar económicamente a las personas, les estaríamos solucionado el problema hoy pero no el de mañana, y no estaríamos ayudando a que la gente pueda gestionar su vida eficazmente.
Es verdad que tiene que cambiar nuestra manera de hacer caridad, y hemos podido comprobar que Cáritas en Sevilla se mueve en esa dirección, pero también es verdad que tenemos que crear sinergias que nos ayuden a llegar a más gente, a conseguir mejores resultados, y a incidir más socialmente. Todo ello desde la confianza en Dios y dejándonos llevar por él.
Estas jornadas sociales significan mucho, porque nos ayudan a plantearnos como cristianas y cristianos, y como comunidad parroquial el compromiso por un mundo más justo y solidario; el compromiso por el anuncio de la palabra que da y genera vida; el compromiso de cooperación con el Reino de Dios, un reino de justicia, de paz, de libertad y de dignidad para todo ser humano.
El fin de las jornadas y las reflexiones generadas, deben ayudarnos ahora (con la ayuda de las encuestas realizadas en paralelo a las jornadas) a analizar nuestra realidad concreta y dar un paso en la dirección de ser parte en la solución de los problemas que podamos detectar en nuestro entorno.
Javier Aguilera O.P. (Vicario Parroquial)