El viernes, día 14 de junio, tuvimos la segunda de las sesiones de video fórum a los que ‘Enlázate por la justicia’ se había comprometido y Acción Verapaz como parte de ella. Mientras que en la primera sesión vimos la película/documental ‘Mañana’ que centraba su visión en los nuevos estilos de vida y de consumo, en esta segunda, por medio de ‘También la lluvia’, quisimos poner el acento en los nuevos sistemas de colonización y de opresión, y en el maltrato que de ellos se deriva, tanto para los indígenas como para el medio ambiente en el que estos viven, además de la necesaria denuncia de dichos sistemas e instituciones.
El visionado de la película fue seguido de un animado diálogo entre el numeroso público que asistió, entre 40 a 50 personas. Y fruto de la reflexión queremos compartir el siguiente texto:
Hace 500 años: El sermón de Montesinos
El sermón se predicó el 21 de diciembre del año 1511. Era el cuarto domingo de Adviento. La figura del evangelio que correspondía aquel día era la figura del predicador Juan Bautista. El tema que tomó fray Montesinos fue: “Yo soy la voz del que clama en el desierto”.
https://elpais.com/diario/2011/12/20/opinion/1324335605_850215.html
¿Qué denunciaba? La explotación del ser humano y de los recursos de la tierra por el deseo de riquezas e intereses particulares y el derecho de guerra y conquista cuando no existía tal derecho.
Y quinientos años después… sigue siendo necesaria la denuncia.
Quinientos años después seguimos encontrándonos injusticias en muchas partes del mundo. Esta película refleja una de esas situaciones injustas: la privatización del agua en Bolivia. Una decisión contra la que se levanta todo un pueblo. “Contra nuestra voluntad venden nuestros pozos, nuestros lagos y la lluvia que cae sobre nuestras cabezas. Por una ley, no nos permiten recoger el agua que cae de la lluvia, ¿Y quién se queda también la lluvia? Una compañía cuyos propietarios están en Londres y California. ¿Qué más nos van a quitar ahora, el vapor de nuestro aliento, el sudor de nuestra frente? Pues yo les digo que todo lo que van a conseguir de mi es una buena meada”.
Con la privatización, el agua, deja de estar al alcance de todos, para estar sólo al alcance de aquellos que pueden pagarlo.
Con la privatización del agua se deja a un lado el interés y el bien común, para atender los intereses privados y particulares.
Con la privatización se suele dar una esquilmación de los recursos, porque sólo se tiende a mirar el máximo beneficio.
Con la privatización, y porque miramos el máximo beneficio, olvidamos las consecuencias que sobre el medio ambiente tienen nuestras acciones.
Con la privatización del agua por una empresa extranjera nos encontramos con un nuevo tipo de colonización y de explotación ya que se utiliza a la gente como mano de obra barata y los beneficios no repercuten en el propio país sino que salen fuera.
La denuncia, hoy, sigue siendo necesaria.