Os compartimos la experiencia en Guatemala, de nuestra voluntaria Piedad Niño, que ha estado durante mes y medio en Telemán (Guatemala) este verano.
¿Cómo acaba una profesora cordobesa que vive en Sevilla, de voluntaria durante un verano en un colegio rural de Guatemala?
La inquietud por tener una experiencia de cooperación, conocer otros lugares, poder llevar algo allí y poder llevarte tú también algo de otros lugares, estaba, y así, a través de la Familia Dominicana pude conocer a Acción Verapaz.
Durante los primeros meses del año 2019, asistí a su Curso de Voluntariado en Madrid y allí, entre charlas y testimonios -experiencias de otros Voluntarios, diferentes temas relacionados con la solidaridad, la cooperación, y reflexiones en torno a la conciencia social…- fue creciendo la ilusión de conocer, saber, comprender la realidad de nuestro planeta, aunque fuese un poquito, y de vivir experiencias, para dar lo mejor de nosotros y maravillarnos de lo bello de la vida, viviendo la realidad que nos rodea.
En ese curso, voluntarios, dominicos y dominicas, nos fueron mostrando temas diversos - globalización, interculturalidad, igualdad, convivencia, otras realidades, etc. - y nos fueron exponiendo las realidades de hoy en día en diferentes países de los continentes de nuestro planeta: salir de “nuestro mundo” y encontrar otra realidad, que sabes que existe, pero no la palpas día a día, aunque a veces esté más cerca de lo que creemos y pocas cuentas le echemos.
Todo esto fue contagiando más las ilusiones de nosotros los voluntarios por compartir lo que llevamos dentro, por aportar la esperanza de un mundo mejor y más coherente y así, pasando los días, las semanas y los meses, la idea de buscar una experiencia de cooperación se fortalecía e iba teniendo cada vez más sentido.
Al final, armándome de valor, decidí dar el paso y tener la experiencia. Tocaba el momento de preparación inmediata, optar por un proyecto concreto al que poder aportar algo, prepararse para ir al lugar, buscar las fechas más adecuadas, mirar vacunas, equipaje que llevar y todos esos mil detalles que en vez de calmar el proceso, parecía que más nerviosa me ponían.
El lugar propuesto por Acción Verapaz para mí, fue el Centro Educativo San Martín de Porres de las Obras Sociales de las Dominicas de la Anunciata. Una escuela católica al servicio de la comunidad de Telemán, aldea perteneciente a Panzos, habitada mayoritariamente por el pueblo Maya “Q’eqchi’”, en la Alta Verapaz, al norte de Guatemala, a 255 km de la capital.
Las dominicas de la Anunciata llevan allí casi 45 años prestando sus servicios educativos, en el Departamento de Guatemala, este de la Alta Verapaz, que es una de las zonas más excluidas y marginadas en materia de educación, infraestructuras y economía de todo el país. Las condiciones de vida, sus accesos, la tenencia de la tierra y el sistema que impusieron en el área durante los diferentes gobiernos, han hecho de esta zona una de las menos desarrolladas de Guatemala.
El Centro San Martín de Porres desarrolla su actividad educativa con nivel pre-primario y primario, acogiendo a 310 alumnos y alumnas. Un porcentaje no desdeñable padece de desnutrición, por lo que cubre también la ayuda alimentaria a media mañana para poder desarrollar sus capacidades en condiciones mínimas en el proceso de enseñanza-aprendizaje y llegar a alcanzar los objetivos. Muchos de los alumnos viven lejos de la escuela, caminan hasta una hora cada mañana sin haber desayunado en sus casas, lo que dificulta la concentración y un rendimiento escolar apto.
El clima tropical húmedo es el hábitat idóneo para que exista una gran cantidad de mosquitos “zancudos” por la cercanía del Rio Polochic, y este año se ha recrudecido con más fuerza la aparición del Dengue y una enfermedad nueva llamada Mayaro. Todo esto influye el desarrollo de la labor escolar de los alumnos. La vida de los alumnos transcurre entre el cole, el campo, que es lo que proporciona el sustento a las familias para vivir, y otros alguna pequeña actividad comercial. Una vida sin abundancia y de subsistencia casi es lo dominante. Su alimentación es vegetal, con especial abundancia de fruta, pero siendo escasa en proteínas, por lo que es necesario completarlo para los chicos y chicas con la alimentación escolar. Acción Verapaz responde a la ayuda que piden las Hermanas Dominicas financiando esa alimentación escolar durante estos años a estos alumnos que tanto la necesitan.
Por la tarde se desarrolla la Enseñanza Secundaria, llamada allí Básico, con unos 300 alumnos y alumnas. Al final de esta enseñanza tienen una Reválida para acceder a Magisterio, que posteriormente será la base para el inicio de Carreras Universitarias o el desarrollo de la Labor Docente.
Tras dos días de viaje, dejando atrás esta Europa occidental y desarrollada, tecnológica y consumista, me encontré en otro país con otra realidad, dispuesta a empaparme de todo lo que me rodeaba, de cuantas experiencias me esperasen, de las alegrías que llegaran, y, porque no decirlo, de las tristezas que aparecieran… dejando atrás por unas semanas mi circunstancia para aportar lo mejor de mi persona en este inmenso mundo con los más desprotegidos.
Conviví con las Hermanas Dominicas, Profesores, Madres y Estudiantes, aportando en mi voluntariado por mi condición de profesora, un trabajo de Refuerzo Escolar con los alumnos de 2º y 3º de Primaria, en el ámbito de la Lecto-Escritura. Igualmente compartí con las dominicas en la alimentación, cocinado, reparto de alimentos, limpieza, etc.
Mi aprendizaje estos días ha sido muy interesante. Constaté una vez más que niños y niñas, en todos los lugares del mundo, comparten alegría, siempre contentos, siempre jugando, aunque su circunstancia no sea fácil. Me ha ayudado a conocer un poquito al ser humano, a sentirme acogida, y agradecida a todas aquellas personas que han posibilitado el conocer esta parte de América Central, a tener fuerza para poder desarrollar un mundo mejor, y hacerme consciente, que tratar de construirlo, de ayudar a cambiar las cosas, empieza siempre en el día a día, que no hay que buscar grandes cosas que hacer, que lo pequeño es lo que cambia el mundo, pero a ser consciente también que por algo se empieza.
Maria Piedad Niño Orti