El sacerdote dominico Quintín García reflexiona sobre la campaña impulsada por la ONG Acción Verapaz en la zona de Las Villas
Esta pregunta nos estalla en la cara cuando preparamos todos los años las Campañas de Solidaridad y el Manifiesto que se lee en la plaza de Babilafuente el día de la Marcha (el próximo domingo, día 26) organizada por la ONG Acción Verapaz en la zona de Las Villas. La plantean con crudeza algunas voces de las distintas asociaciones cívicas que colaboran con la Campaña.
Y año tras año esa pregunta nos obliga a pararnos un momento y refrescar cifras y datos tan inhumanos sobre las situaciones de hambre y miseria en los llamados países del Tercer Mundo (a pesar de los oficiales Objetivos del Milenio firmados y comprometidos –pero olvidados- por los Gobiernos) y volver a poner delante de nuestros ojos los rostros conocidos ya de campesinos del Haití devastado por terremotos, accidentes naturales y por la situación endémica de pobreza extrema. Campesinos a quienes ayudamos mínimamente en años anteriores para pequeñísimos proyectos de mejora de la conducción de agua potable y construcción de letrinas comunitarias. O los rostros y nombres de las 15 mujeres abandonadas por sus parejas (costumbre social muy extendida allí) y sus 45 niños en una zona rural de Nicaragua que nos pidieron hace dos años colaboración económica para comprar materiales de construcción y organizar cursos que las capacitara para construirse ellas mismas unas viviendas más dignas que las sacara de barracones de cartón y plástico. Y las posibilitara el aprendizaje de un oficio. Este año, que cumplimos los 25 de la Marcha Solidaria, vamos a seguir apoyando a campesinos de Haití, pero a los que se trasladan con sus familias a las grandes haciendas de caña de azúcar de República Dominicana y viven en condiciones muy precarias, especialmente privados de agua que tienen que buscar en distancias muy largas. El proyecto elegido este año –junto al de Manos Unidas y Cáritas Salamanca- es ayudar a financiar la excavación de un pozo artesiano para agua de consumo humano y riego de pequeñas huertas comunales.
¿Solidaridad con los de dentro o los de fuera? Quienes somos miembros de Acción Verapaz, o tantas personas que apoyan ocasionalmente proyectos internacionalistas, hace tiempo que llegamos a la conclusión de que la colaboración y la lucha contra el hambre y la injusticia en el mundo no es una cuestión de fronteras ni de banderas propias o ajenas, ni de los míos y los de fuera, sino del grado de las necesidades de unos y de otros, todos ellos personas con derechos inalienables para su dignidad. Bien es verdad que lo más cercano se ve y se siente con más claridad. Por eso mismo estamos obligados moralmente los miembros de las ONGs con vocación internacionalista a buscar formas y métodos para hacer accesible a nuestros conciudadanos –y sus gobiernos en los distintos escalones- las cifras constantes y los rostros del hambre en el mundo en el que vivimos (mil millones de hombres y mujeres tienen un ingreso menor a 1.25 dólar diario) Nosotros los primeros, tantas veces corroídos por la desesperanza y la percepción de inutilidad frente a las grandes cifras de la pobreza, debemos seguir educándonos y ayudando a sensibilizar a otros en los valores de la justicia mundial y la solidaridad con los más necesitados, sean de donde sean.
Estas convicciones nos llevaron a incluir en el Manifiesto que se leyó y se entregó a la prensa hace unos años el punto siguiente: “Hay personas de nuestros pueblos que nos dicen: por qué pedís para fuera si dentro hay gente necesitada. Y es verdad que las cosas se han ido poniendo mal o muy mal en bastantes de nuestras familias. Pero en estos países nuestros hay Estados fuertes –Gobierno Central, Autonomía, Servicios Sociales de Diputaciones, Ayuntamientos, etc.- que tienen esa responsabilidad, la cumplan mejor o peor. Aunque las ONGs, las parroquias y asociaciones cívicas de voluntarios tenemos también que ir estudiando y programando constantemente medidas a nuestro alcance para los necesitados más cercanos. Pero sin abandonar estos proyectos de solidaridad con gentes y países en situaciones de pobreza y miseria mucho más graves. También ellos son personas”.
Cada ONG tiene sus objetivos de trabajo y su sensibilidad. La nuestra, la de la ONG Acción Verapaz –que cumple ahora veinte años de andadura-, es ésta que acabo de explicitar: poner el acento en las ayudas a proyectos internacionalistas. Sin olvidar a los de casa. Y así, todos los años desde el principio de las Campañas de Solidaridad, contemplamos también los rostros urgidos de mujeres y hombres de nuestro entorno. Y a ellos se destina el 25 % de los fondos económicos que se recaudan entregándolos a Cáritas de Salamanca para alguno de sus proyectos.
Así que nuestra respuesta a la pregunta del subtítulo -¿Solidaridad con los de dentro o los de fuera?- sigue siendo: solidaridad con los de fuera y con los de dentro.
Quintín García
Sacerdote dominico
Acción Verapaz