Carta abierta de Fr. Pablo Zabala Martínez OP, misionero dominico español, encargado de la Misión de Boca Colorado, capital del Distrito Madre de Dios, Provincia Manu, Departamento de Madre de Dios. Septiembre de 2013Al Presidente de la República del Perú, Ollanta Umala Taso.
Mi querido Presidente:
Ante los últimos acontecimientos acaecidos en nuestra zona, con la intervención del Ejército Peruano en contra de nuestros mineros, quiero manifestarle mi disconformidad y disgusto por la forma de proceder de su Ejecutivo.
Quiero recalcar que “con bombas no gana el Perú”. Las máquinas, motores, vehículos… no tienen la culpa de nada y no ganamos con destruirlos. Pensando en el despilfarro por el costo de las bombas y el alto precio de las máquinas inutilizadas, me da pena y rabia que se bote al agua, bien que estamos necesitando en nuestros pueblos e instituciones.
Si al menos se hubieran incautado y empleado en otros menesteres más desfavorecidos no hubiera habido tanta pérdida y disgusto.
¡Que espectáculo tan poco ecológico y más contaminante nos dejaron las anteriores intervenciones del Ejército! Ahí quedan ancladas barcazas de hierro, monstruos heridos que siguen gimiendo al paso del agua.
Pensar que hubieran servido de hospitales flotantes para atender estos pueblos olvidados o medios de transporte que abarataran la vida…
Lo peor es que la gente siente que el Estado y sus instituciones, natos para defender y apoyar al pueblo, se hayan mostrado sus enemigos y causantes de terror. Máxime, cuando hay muertos, se abren heridas que nunca cicatrizan.
El año 1991, en Floresta, un pueblito en el río Inuya, me encontré con un grupo de Sendero Luminoso que pregonaba: El Perú está mal, la única solución es la violencia.
Yo les contesté: hay más soluciones, y la violencia no es solución. La sangre llama a la sangre. La violencia genera violencia. Eso nos puede ocurrir ahora.
¿Cuál es la solución? Preguntaron. Yo contesté: la educación. Eso es lento de generación en generación. Puedo indicarle que llevo educando en esta selva desde 1982. Aquí en Colorado tengo en nuestro albergue estudiantil los hijos, sobrinos, hermanos… de los que tuve como alumnos en Sepahua en aquella época. No puedo afirmar que hayamos progresado.
Siempre me quejo de la pérdida abundante de clases, de la muy deficiente calidad y exigencia en las aulas, mínimo avance en las materias…
Es fácil quitar una actividad, pero ¿Qué ponemos? Sigo sugiriendo que en la selva el potencial es la selva misma. Industrias madereras, mueblerías, fabricación de papel, hilos, telas, algo en grande que pueda absorber 80.000 familias. Está difícil.
Llanuras inmensas de relave minero podrían convertirse en bosques rápidamente con organización y empeño.
El turismo ecológico no perdería empeño, incluso la minería puede ser un motivo atractivo. Ver el paisaje lunar construido por el pequeño bípedo sobre calzas de acero en contraste con el verdor selvático es un espectáculo majestuoso si se sabe mirar con buenos ojos.
En los 6 años que llevo de párroco en la zona me ha tocado visitar los 18 pueblos que componen nuestro distrito, desde San Juan Grande, Boca Amigo, Malvinas, hasta Delta 1, 2, 3, 4 Alto Pukiri, Setapo y el distrito de Huepetuhe. He podido comprobar cómo han ido cambiando las chozas que yo denominaba de plástico azul y las casas de tablas prehistóricas por casas de material noble con servicios higiénicos, cocina, comedor… casi elegantes.
Yo mismo soy biólogo por la universidad de León en España, y en mis 12 años de docencia en nuestro colegio de La Virgen del Camino una de las actividades más atractivas e instructivas de fin de semana era la visita a las minas de carbón antracita de Villablino, o las de talco de Boñar, como la estratigrafía de la era primaria en el pantano de Barrios de Luna, con sus montañas de coral…
Encontrábamos explotaciones de todo tipo, desde vagonetas arrastradas por mulas a trenes eléctricos a 500 metros de profundidad o cintas arrastradoras de 3 kilómetros…
Nuestros alumnos con sus aparatos podían medir la humedad, temperatura, presión y profundidad de cada pozo con la admiración de los obreros que laboraban allí, algunos eran sus padres, y nunca habían sabido esos datos.
En las escombreras recogíamos fósiles de Lepidodendron, Sigilaria, Calamites… helechos gigantes que originaron el carbón, así como de bivalvos, terebratúlidos, corales y otros animales marinos en plena montaña.
En las Médulas se ha podido hacer todo un parque turístico en lo que fueron las minas explotadas por los romanos hace 2.000 años.
Es obligación del Estado el formalizar a esta gente, ayudarles para que su trabajo sea digno, sostenible y reporte ganancias a nuestro país. Yo sé que ellos lo desean pero se ven incapaces de hacerlo solos. No suelen ser gente instruida sino necesitada.
Por eso ruego a Usted cambie su política de agresión por la de inversión y colaboración. No obstante nuestro sufrido pueblo seguirá empujando el carro hasta que pueda cambiar la llanta mala. Muchas gracias.