Mi primera experiencia como voluntaria de Verapaz ha sido en el campo sanitario, además de visitar la obra patrocinada por la asociación en Oubut, una pequeña población en los límites de la selva.
El día 7 de octubre, en la misión en proceso de rehabilitación por las hermanas dominicas, fue inaugurado el Centro de usos múltiples por el Nuncio apostólico en el país y el obispo de Yaounde.
Consta de una sencilla y amplia nave con grandes ventanas, a falta de mosquiteras, con tejado a dos aguas, techo de madera y suelo de baldosas, muy funcional que será utilizado sobre todo por los niños de la escuela además de centro litúrgico.
El centro está gestionado por la hermana Elisa en coodirección con la hermana Cristina, ésta desde Yaounde. ¡Elisa, pequeña de cuerpo pero inmensa de corazón y sonrisa!
Consta de casa para las hermanas, con una parte reservada para estancia de voluntarios, escuelas, centro sanitario con consultas, quirófano, farmacia, laboratorio, edificio para ingresos postquirúrgicos, un amplio espacio al aire libre y el centro de usos múltiples, todo rodeado de vegetación.
Aún queda mucho por reconstruir, en estos momentos su prioridad está en las obras para que el agua de lluvia, recogida en un depósito, llegue a los edificios. De momento se recoge en cubos y se utiliza para todo. La inauguración consistió en una Misa concelebrada por el Nuncio y el Obispo, en el centro nuevo, con asistencia las hermanas, escolares y público de los alrededores. Cantada por el coro de niños en sonido africano realmente precioso. Después visita a todo el complejo, nos pusimos de barro hasta las orejas, incluido el nuncio que se lo tomó de la forma más divertida. Un hombre simpático y muy accesible, que tuvo tiempo para interesarse por nosotros los voluntarios españoles. Seguidamente una comida humilde pero apetitosa y preparada con mucho cariño en la casa de las hermanas. Un rato de charla desenfadada con una copita y regreso a la capital.
Estaba tan ensimismada por todo lo que sucedía y veía a mi alrededor que me olvidé de la cámara de fotos, hasta que me di cuenta y pude hacer alguna foto y una corta grabación del coro, no me quedaba batería para película.
Unos días después volví para realizar el trabajo para el que había ido: “consulta médica”. Desgraciadamente mi conocimiento del idioma francés no estaba para desenvolverme sola con los pacientes y siempre tuve que acompañar a otro médico, no les ahorré trabajo. Pero ellos a mí me dieron mucho, aprendí mucho de las enfermedades de la zona, del espíritu que hay que tener para trabajar en condiciones precarias, de la vida en ese mundo difícil y de la alegría de dar lo que puedes a quien carece de todo.
Desde abrió el centro sanitario, los pacientes que acuden han ido aumentando de forma exponencial. Estaban abandonados.
La experiencia ha sido muy positiva para mí aunque quizá no tanto para ellos. Ya me he puesto a estudiar francés para volver, se lo debo, el trato que he recibido por parte de todos no ha podido ser mejor. Volveré.
Beatriz Diego Domínguez