El 2 de febrero de 2021 marcó un horrible punto de inflexión para el pueblo de Myanmar. Por lo tanto, ha pasado más de dos años desde que las Fuerzas Armadas de Myanmar derrocaron a los miembros electos de la gobernante Liga Nacional para la Democracia (NLD) y la figura más prominente del dicho partido, Daw Aung San Su Kyi. De hecho, han sido dos años de sufrimiento, dolores y muertes en el país, porque la junta militar comenzó sus medidas de represión a nivel nacional contra los antigolpistas, que expresaron sus protestas en las calles; eventualmente aumentaron asesinatos en masa, detenciones, quema de casas y edificios religiosos mediante ataques aéreos, bombardeos de artillería, etc.
Hay muchos refugiados en Myanmar que huyeron de sus lugares de origen para escapar de la guerra civil. Este año visitamos uno de los nuevos campos de refugiados en Hmobi, a unas dos horas en coche de Yangón. Están viviendo en una especie de desierto bastante lejos del pueblo. Son de varios estados donde los conflictos son más severos después del golpe militar hace tres años, y más familias siguen bajando de sus aldeas que son incendiadas y destruidas totalmente por los militares. La mayoría vive de las verduras de su huerta y de las donaciones. Pudimos ver sus dificultades y también la providencia de Dios sobre ellos.
Pudimos distribuir alimentos a 32 familias; cada miembro de la familia recibió 2 kg de arroz y aceite de cocina. Estaban muy felices y agradecidos por la ayuda milagrosamente brindada en el momento en que se les acababa la comida.
Las hermanas en nuestra comunidad (parvulario) en Loikaw, la capital del Estado de Kayah decidieron permanecer con el pueblo. El parvulario está cerrado desde el principio de esta situación, aunque al principio estuvo abierto como refugio de las familias aterrorizadas que tenían que salir de sus casas. También han tenido que huir a la montaña, con algunos de los padres Dominicos de la Provincia del Santísimo Rosario, viviendo en las mismas circunstancias que el resto. Su presencia entre estas personas desplazadas ha sido un acompañamiento y consuelo muy importante para el pueblo. Sin embargo, no pueden permanecer en el lugar donde encontraron refugio ya que los bombardeos y ataques militares cada vez más se acercan. Tuvieron que moverse continuamente con todos. Nuestras hermanas con más de dos mil personas llegaron a un lugar remoto, en la frontera del estado de Shan. Por suerte un párroco de la parroquia cercana (de un pueblo también muy pobre) les han acogido.
El párroco de Loikaw (Dominico) y nuestras hermanas en Yangon intentan, en lo que pueden, enviar ayudas (comidas, etc.), muchas veces no llegan porque los militares no dejan las vías de ayuda, cerrando carreteras o si interceptan algunos lo cogen o destruyen. Pero con mucho cuidado han podido encontrar la manera de hacer llegar estas ayudas, aunque clandestinamente
Las hermanas han podido volver a la casa que tenían una guardería y en la que habían entrado los soldados llevándose todo lo que tenían de valor.
Con el agravante de que les han sembrado de minas los alrededores de la casa, sólo han dejado una pequeña vereda y además los soldados fallecidos los han enterrado cerca de la casa, ellos que tienen tanto miedo a los muertos, tienen que dormir juntas en una habitación por miedo a los soldados...
Imágenes relacionadas con el proyecto
https://www.accionverapaz.org/que-hacemos/proyectos/asia/myanmar/3007-ayuda-a-refugiados#sigProId340f4c3e17