Uno de los problemas más acuciantes de esta comunidad es el deterioro del medio ambiente, debido a la deforestación. Los habitantes, para cultivar la tierra, han realizado una la tala de árboles sin control, lo cual ha provocado desnutrición, superpoblación, desertificación y erosión. Los huertos en los que trabajan se ven arrasados por las lluvias perdiendo toda la tierra y agostados por las sequías.
La solución pasa por un cultivo razonable que palie la hambruna que sufren y afiance la poca tierra cultivable que conservan. El problema es que, en este punto, no tenían dinero para la compra de semillas con que comenzar los cultivos. Sobre todo de semillas de buena calidad que pudieran multiplicarse con su recolección.
APEL, que trabaja con los campesinos desde hace años, seleccionó a las 50 familias más pobres pero capaces de realizar un buen cultivo de los huertos. Toda la ejecución del proyecto estuvo gestionado un comité de siete miembros formado a tal efecto.
En febrero han podido ver el resultado de su trabajo y esto ha hecho que se sientan con ánimos de continuar adelante, escolarizar a sus niños y seguir luchando por una vida más digna, ya que su única forma de generar algún ingreso es lo que han hecho siempre, la agricultura.
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