Frente a estos hechos, el objetivo del proyecto ha sido poner a disposición de todos los campesinos de Orangers - Léogâne insumos agrícolas, herramientas de trabajo, y semillas diversas para compensar las pérdidas sufridas.

Aunque en principio se pensaba en 100 familias beneficiarias, las semillas de guisantes llegaron a 102, las de maíz a 125 familias.

Las semillas son cultivadas por el beneficiario directo, que es el cultivador de cada familia, con cuidado de cumplir con la tarea de manera adecuada y siguiendo las directrices marcadas por la organización hasta el momento de la cosecha. El proyecto se planificó con la finalidad de favorecer y potenciar la educación en la comunidad, de ahí su componente ético.

El dinero obtenido de la venta del producto, una vez lograda la cosecha, debe destinarse a pagar la escolaridad de los niños, a que puedan procurarse los manuales escolares, el uniforme y el calzado. Se pide también a las familias beneficiarias el cultivo esmerado de sus huertos, el riego frecuente, para conseguir el éxito total del proyecto. Se ha extendido por toda la región la opinión de que por primera vez en la historia de esta organización se ha operado un verdadero milagro en ella, gracias a este proyecto.